La técnica de la vidriera es uno de los métodos más antiguos y tradicionales de trabajar el vidrio. Hace siglos se utilizaban tiras de plomo soldado para unir las numerosas piezas que formaban estas cristaleras. En la actualidad, las tiras de plomo son autoadhesivas o líquidas y el mismo proceso que se sigue para realizar las vidrieras se aplica sobre todo tipo de objetos de cristal. Un poco de creatividad, unida a un original y exclusivo diseño, bastan para que cualquier pieza de vidrio adquiera una nueva dimensión.
Uso correcto de las tiras de plomo
Vasos, copas, lámparas, botellas, cristaleras… La lista de objetos que se pueden decorar mediante el uso de plomo autoadhesivo es muy amplia.
Una vez elegido el objeto que se quiere decorar, se realiza sobre el mismo el diseño o motivos elegidos con un rotulador. Lo más sencillo es utilizar diseños geométricos, pero si se dispone de la pericia y paciencia suficientes, las opciones se amplían de forma considerable.
A continuación, sobre las líneas marcadas, se colocan y pegan las tiras de plomo con una pequeña espátula que a menudo incorpora el producto. Para ello, tras trabajar y adaptar el plomo al vidrio con los dedos, se utiliza esta herramienta para ajustar las tiras de plomo a la superficie y rematar las uniones, de modo que el resultado final imite las soldaduras de plomo de una vidriera antigua.
El plomo es muy maleable y su longitud puede variar mientras se manipula
Por último, se pintan las zonas delimitadas con los colores elegidos. Para evitar que al colorear la superficie la pintura se extienda, las uniones de las tiras de plomo deben quedar bien cerradas.
Al cortar el plomo, hay que tener en cuenta que este material es muy maleable y su longitud puede variar mientras se manipula. Por lo tanto, lo más conveniente es cortarlo cuando se haya terminado de colocar.
Otra opción para delimitar los colores en los trabajos sobre cristal es el plomo líquido. Se distribuye en tubos y con varios colores.
El plomo líquido se comercializa en tubos
Para su aplicación, hay que apretar el tubo con suavidad y desplazarlo a lo largo del dibujo realizado con anterioridad.
Una vez que el plomo está seco, se pueden rellenar las diferentes formas del dibujo con pintura para cristal. Para evitar que queden marcas, la pintura se aplicará con un cuentagotas y se repartirá con suavidad con un pincel muy fino.