Elegir un radiador para el baño

Su uso es puntual, por lo que conviene que caliente la estancia de forma rápida e inmediata
Por EROSKI Consumer 23 de noviembre de 2004
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Imagen: Linda N.

Con la inminente llegada de las bajas temperaturas, el sistema de calefacción se vuelve imprescindible en cualquier hogar. Sobre todo en el cuarto de baño. Los sistemas térmicos para calentar esta estancia de la casa son diferentes. Radiadores eléctricos, de agua caliente, calefactores y toalleros son las principales opciones. En cualquier caso, para asegurar una correcta elección, el aparato debe ser capaz de templar el ambiente de forma rápida y sin consumir demasiada energía. Su utilización ha de ser rentable.

Calefactores de aire caliente

En invierno, el cuarto de baño es una de las estancias en las que más se valora la presencia de un radiador. Raras veces su funcionamiento es continuo. Más bien se usa en momentos puntuales para conseguir calor y confort inmediatos. Antes de entrar a la ducha o dar un baño a los niños es conveniente que este cuarto no esté frío. Una de las opciones más rentables para el bolsillo es la elección de un sistema mixto que funcione sin necesidad de que la calefacción central de gas esté en marcha. Los calefactores eléctricos que expulsan aire caliente son apropiados. Elevan la temperatura de la estancia en poco tiempo y, si se compran modelos con una etiqueta energética de clase A o A+, ahorran cerca de un 45% en la factura de la luz, en comparación con otros calefactores de clase D.

La opción más rentable es un sistema mixto independiente de la calefacción central

La combinación de agua y electricidad convierte al baño en una de las estancias con mayor riesgo de sufrir un accidente doméstico. Si la elección final pasa por un calefactor eléctrico, hay que extremar las precauciones y poner en práctica una serie de medidas. La zona que rodea a la bañera o a la ducha (en el plano vertical que va desde la base hasta una altura de 2,25 metros) no es un lugar seguro para instalarlo. Debe estar más lejos. Antes de enchufar o desenchufar este aparato eléctrico, las manos tienen que estar secas y los pies, cubiertos. Cuando se esté dentro de la bañera o de la ducha no hay que variar la temperatura o tocar el calefactor si está conectado a la red.

Radiadores eléctricos

Los radiadores eléctricos o de calor azul son otra alternativa. La principal característica que les diferencia de los sistemas de calefacción de gas o de agua caliente es que la producción de calor se controla de manera individual. El radiador se pone se marcha cuando se necesita y, de esta forma, aumenta la efectividad y se reducen los costes. El uso de la electricidad como fuente de calor aporta además otras ventajas. Al estar disponible en la vivienda, no es necesaria una inversión inicial para instalarla. El mayor desembolso se produce en la compra de los propios radiadores.

Para el baño, se recomienda un aparato de aislamiento reforzado. Así se evitan riesgos en la instalación, cerca del agua. Tampoco requiere costes de mantenimiento elevados, ya que el sistema carece de calderas y redes de tuberías. Si las necesidades del hogar se adaptan a las tarifas de discriminación horaria, la electricidad es una energía fácil de utilizar y económica.

En el momento de elegir los radiadores, se debe considerar el número de elementos con los que deberá contar el aparato. No es una cuestión baladí. Comprar un radiador con más elementos de los que se necesitan es una opción cara a largo plazo. Cuantos más componentes tiene el radiador, mayor es su precio y su consumo. Los simuladores permiten calcular el número de elementos imprescindibles para cada habitación. El tipo de clima, la altura de la habitación y la superficie de la estancia son los principales parámetros que la aplicación tiene en cuenta. Por regla general, los baños grandes que superen los 2,5 metros de alto, ubicados en zonas muy frías, precisan potencias térmicas mayores.

Toalleros de última generación

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Desde hace años se han erigido como los sistemas de calefacción principal en el baño. Los toalleros pueden ser eléctricos, que se conectan a la red mediante un enchufe, o de gas, que precisan de una instalación más compleja. Los modelos convencionales, de un color blanco característico, han dado paso a un sinfín de diseños que combinan estética y funcionalidad. Algunos modelos grises metalizados se convierten, mediante un sistema de anclaje de las barras calefactadas, en un práctico tenderete para la ropa. Comienzan a ser frecuentes los toalleros ecológicos, aparatos de bajo consumo que acumulan una gran cantidad de calor. Pero la domótica también ha irrumpido en este sector. Los toalleros más avanzados disponen de conexión y desconexión vía sms, sensor de enfriamiento y de presencia, y alarma anti-incendio, entre otras aplicaciones.

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