Cada 26 meses, las leyes de la mecánica celeste propician un acercamiento entre Marte y la Tierra de sólo 56 millones de kilómetros. Sin embargo, entre mañana y el próximo jueves, por circunstancias poco habituales en sus órbitas, la distancia entre ambos planetas será de apenas 55.758.000 kilómetros, lo que no ocurría desde hacía 58.000 años.
Será una oportunidad única para ver a simple vista el Planeta Rojo, ya que esta estrecha alineación no volverá a repetirse hasta el 28 de agosto de 2287. Y es que Marte estará tan cerca de nosotros esta semana que podrá avistarse en la oscuridad de la noche como la estrella más brillante del firmamento.
«Por su lejanía y tamaño no cabe esperar un objeto gigantesco. Pero será como ver una moneda de un céntimo de euro desde una distancia de 130 metros», explica Fernando Moreno, del Instituto de Astrofísica de Andalucía. Incluso en zonas urbanas con abundante luz podrá observarse sin ningún tipo de instrumento, mirando en dirección sureste, hacia la constelación de Acuario.
Si se quiere apreciar detalles de la superficie, como los casquetes polares o las grandes tormentas de polvo, bastará, en teoría, con unos prismáticos o un telescopio con una lente de diez centímetros. En el hemisferio sur de Marte comienza el verano y, con suerte, los aficionados a la astronomía podrán atisbar cómo se evapora la capa helada de dióxido de carbono que cubre su polo meridional. El momento de máxima aproximación se producirá mañana a las 9:51 hora española y, según Moreno, el hecho de que haya luna nueva «supone que las condiciones serán idóneas para la observación».
Ahorrar combustible
A las agencias espaciales de EE.UU. y Europa, que tienen tres naves en camino hacia ese planeta para desembarcar módulos científicos y vehículos todoterreno, este acercamiento les servirá para ahorrar combustible. Y es que no es una casualidad que los responsables de estas misiones espaciales hayan aprovechado este fenómeno cósmico para comenzar la invasión científica de Marte.
Como todos los planetas del Sistema Solar, la Tierra y Marte giran alrededor del Sol. Nuestro planeta sigue una trayectoria orbital más próxima a la estrella y se desplaza a más velocidad. La Tierra da dos giros completos al Sol casi en el mismo tiempo que necesita Marte para completar una vuelta. Por ese motivo, hay momentos en que los dos planetas llegan a estar situados a ambos lados del Sol, separados por 400 millones de kilómetros.
Cada 26 meses se produce la circunstancia inversa: la Tierra y Marte se sitúan a un mismo lado y en línea recta con el Sol, distanciándose sólo por 56 millones de kilómetros, una separación relativamente pequeña en términos astronómicos. Esta última alineación se conoce con el nombre de oposición. «Es especialmente atractiva porque presenta unas características que no volverán a repetirse hasta dentro de 60.000 años», dice Fernando Moreno.
En este caso sucede que la Tierra se encontrará en su posición más alejada del Sol, mientras que Marte estará en su punto más cercano a nuestra estrella, lo que contribuirá a que el Planeta Rojo pueda ser apreciado con un brillo tres veces superior al que presentó en la oposición de 1999. La órbita de Marte es más elíptica que la de la Tierra, una característica que se acentúa debido a la influencia gravitatoria de Júpiter. Con el tiempo se aproximará y alejará más del Sol en sus giros orbitales, de modo que durante la oposición de agosto de 2287 su cercanía con la Tierra será mucho mayor.