Estamos ya a las puertas del otoño, época de celo de los ciervos. La popular berrea es un espectáculo para los amantes de la naturaleza que no es sencillo de observar. Para poder contemplarlo hay que poseer un buen conocimiento de la especie, así como del medio y del lugar en el que vive. Sólo así se podrán presenciar las impresionantes escenas de machos berreando y peleando por defender su «harén».
Las sierras de la Demanda, Urbión, Cameros y Cebollera, y también Alcarama, en La Rioja Baja, enclavadas en la parte más occidental del Sistema Ibérico, ofrecen en los primeros días de otoño este fenómeno natural tan llamativo como poco conocido. Solamente el hecho de internarse en el monte para tratar de observarlo constituye un espectáculo único.
Gracias al clima de influencia oceánica, dada la cercanía geográfica al océano Atlántico, podemos disfrutar de la presencia de hayedos en las laderas más umbrías, de robledales en las solanas, así como del bosque mixto con fresnos, cerezos, avellanos y tilos, además de pinares procedentes de repoblaciones forestales (con plantaciones de pinos silvestres de más de 80 años de antigüedad), que también tienen su atractivo.
Este paisaje atlántico se viste en otoño de verdes, ocres, amarillos, rojos, marrones, una mezcla de colores que embellecen aún más si cabe estos parajes. Son colores de un bosque que también tiene sus propios sonidos. La fauna que habita es muy variada, anfibios, reptiles, aves ( halcón abejero, águilas culebreras, gavilanes, búhos). Pero en otoño son los mamíferos (ardillas, zorros, tejones, jabalís, corzos) y, más concretamente, los ciervos los que cobran protagonismo.
Durante esta época, es posible escuchar el ronquido de los venados, es la berrea, durante la cual la observación de ciervos se convierte en una experiencia sorprendente. Hasta finales de octubre, el bosque se llena de sonidos roncos y prolongados; bramidos parecidos a los mugidos de las vacas y su sonido es más grave cuanto más viejo es el animal.
Asimismo, hay luchas entre machos; éstos reúnen a las hembras y defienden la intrusión de otro venado con exhibición de fuerza y persecuciones. No sólo se escuchan estos bramidos, también podemos oír el choque de las cornamentas cuando hay lucha, semejante al chocar de dos trozos de madera.
La mejor hora para ver este espectáculo es al amanecer, a última hora de la tarde, y durante la noche. La época, entre el 23 de septiembre y el 12 de octubre, aunque se pueden observar desde mediados de septiembre hasta finales de octubre.
Más fácil, aunque más incómodo, resulta encontrarlos en días fríos y lluviosos. Los mejores sitios son las áreas despejadas de montaña, claros del bosque, pastizales y cortafuegos. Lo mejor es ir como máximo cuatro personas. Los ciervos no atacan al hombre, pero hay que ser precavidos.