La Comisión Europea presentó ayer en León el programa europeo «Energía Inteligente para Europa 2003-2006». A través de éste pretende que en 2010 el 22% de la energía consumida sea renovable. Para ello, tal y como declaró el jefe de la Unidad de Gestión de Demanda de la Dirección General de Energía y Transportes de la Comisión Europea, Gonzalo Molina Igartua, el 6% de los combustibles utilizados para vehículos tiene que proceder de la biomasa.
Este proyecto, que cuenta con un presupuesto de 265 millones de euros aportados por la UE, apuesta por el empleo de las energías renovables, tales como la eólica, hidráulica y biomasa, con el fin de reducir la demanda de las fuentes convencionales de energía.
Molina Igartua declaró que el uso de estas energías en los países de la Unión Europea es, a pesar de todo, «irregular» ya que en algunas naciones como Austria «tan sólo el 50 por ciento de la energía generada procede de fuentes renovables, mientras que en otros estados miembros no llegan al 10 por ciento».
Otro de los objetivos, según Molina, es el de promover entre los arquitectos el diseño de viviendas que aprovechen la energía y trasladar al mismo tiempo estas pretensiones a los constructores, para contribuir así a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos al reducirse las emisiones de CO2, que persigue la comunidad internacional con el Protocolo de Kyoto. Por último, Molina Igartua manifestó que este programa excluye al carbón, debido sobre todo a que «no se puede eliminar y a su contenido de CO2, a pesar de que se lleven acciones para que la combustión del carbón sea lo más eficiente y menos contaminante posible».