Científicos del Departamento de Astronomía de la Universidad estadounidense de Virginia (Estados Unidos) han hecho algunos descubrimientos que dan «claves» para explicar el «misterioso» claroscuro de las caras de Iapetus, la extraña luna que orbita Saturno. Gregory J. Black, el autor de la investigación, ha explicado que la existencia de esa cara oscura se puede deber al amoniaco mezclado con agua helada que hay en la superficie del planeta.
Esta investigación, cuyos resultados se han publicado en la revista «Science», se ha llevado a cabo a través de un sistema de radar en el Observatorio de Arecibo en Puerto Rico.
Son muchas las interrogantes que intentan resolver los científicos respecto a esta luna. Una de sus caras es oscura, mientras que la otra es 10 veces más clara, lo que convierte a Iapetus en el satélite natural con el coeficiente de reflejo de la luz solar (albedo) de mayor asimetría que se conoce.
En cuanto a su cara oscura, algunos astrónomos creen que puede deberse a que la superficie esté recubierta por una delgada capa de polvo o material orgánico, una deducción que sin embargo parece tener menos peso que la anterior. Y en cuanto la clara, los científicos de Virginia han comprobado que el hielo sobre la superficie de Iapetus no es como el de las lunas de Júpiter (Europa, Ganimedes, Calixto), y ello puede deberse, según sus trabajos, a que, en su composición el amoniaco es un material de gran importancia, y lo mismo ocurre con Saturno y sus otras lunas.
J. Black ha aclarado que el hielo de Iapetus no tiene las mismas propiedades de emisión de radar que el de otros satélites congelados anteriormente estudiados con el radar (como las lunas de Júpiter) y se percibe mucho más oscuro. Por ello han llegado a la conclusión que esta extraña luna debe contener material oscuro de emisión para el radar y probablemente se debería a la presencia de amoníaco helado mezclado con agua también congelada.
Iapetus, un objeto uniforme
Para los investigadores fue una sorpresa el hecho de que el radar detectará a este satélite como un objeto uniforme, lo que significa que no percibe diferencia entre la cara clara y la oscura. Es un hecho inusual porque la cara sin luz tiene entonces las mismas propiedades de radar que la clara. Esto es lo que ha hecho suponer que el material oscuro es únicamente una delgada capa de hielo similar a la del lado luminoso, aunque con amoniaco mezclado con el agua congelada.