El grupo de investigación Ámbar 2000 del Museo de Ciencias Naturales de Vitoria ha encontrado en fragmentos de este elemento, procedentes del yacimiento alavés de Peñacerrada, material orgánico momificado, es decir, que no ha quedado fosilizado. «Es algo impresionante. Tenemos un número importante de microorganismos y de estructuras conservadas y no mineralizadas. Y son materiales que tienen más de 100 millones de años. Esto abre un camino muy importante para la investigación paleontológica», dijo ayer Jesús Alonso, responsable del Museo de Ciencias Naturales.
Los microorganismos momificados vistos en el ámbar de Peñacerrada son hongos y protozoos, así como una malla de filamentos que se cree que son colonias de bacterias.
Pese a la importancia de este descubrimiento, Alonso se mostró cauto a la hora de valorar sus resultados. «No podemos afirmar que haya ADN. Tampoco sabemos en qué condiciones se encuentra esa materia orgánica, ni el tipo de ácidos nucleicos del que se trata. Por este motivo, tendremos aún que esperar para obtener los resultados definitivos, que podrían producirse en un año aproximadamente».
Este hallazgo, cuyos primeros resultados se han publicado en la prestigiosa revista científica «Journal of Paleontology», ha sido posible gracias al uso de nuevas técnicas microscópicas. Para su aplicación, el grupo Ámbar 2000 recurrió a Jacek Wierzchos y Carmen Ascaso, de los servicios de Microscopía Electrónica de la Universidad de Lérida y del Centro de Estudios Medioambientales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), respectivamente.
«Lo hallado ahora supone que quizás haya que trabajar más en buscar y localizar nuevos yacimientos de ámbar en el planeta, y prestar más atención porque, probablemente, al amparo de la tecnología, hemos encontrado un camino que nos puede hacer dar pasos de gigante en el conocimiento de la Historia de la vida», concluyó el responsable del Museo.