Un estudio de los restos extraídos de la Sima de los Huesos, en el yacimiento de la sierra burgalesa de Atapuerca, ha revelado que los «Homo heidelbergensis» que habitaron la zona hace 350.000 años tenían un oído muy similar al nuestro. El dato contribuye a reforzar la idea de que estos homínidos podían hablar.
El oído humano es diferente al de los chimpancés y otros antropoides. Esa diferencia se da en frecuencias de sonido que son importantes a la hora de captar información del lenguaje hablado, por lo que el estudio del oído de los homínidos puede ser el puente para conocer su capacidad de hablar. Al estar formado por estructuras blandas, el aparato fonador no deja restos arqueológicos. Los paleoantropólogos se habían visto obligados a especular sobre la facultad de modular sonidos de las gargantas de los neandertales y otros homínidos a partir de reconstrucciones hipotéticas de las mismas.
El oído es diferente porque está formado por pequeños huesos. Algunos ejemplares de «Homo heidelbergensis» encontrados en Atapuerca conservan esas piezas, en las que se ha basado la investigación dirigida por Ignacio Martínez, del Departamento de Geología de la Universidad de Alcalá y del Centro de Investigación sobre Evolución y Comportamiento Humanos.
Las conclusiones del estudio, publicadas en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences», sugieren que aquellos homínidos eran capaces de hablar. Según Martínez, «existe una estrecha relación entre los sonidos que una especie es capaz de oír y aquellos que es capaz de producir». Descubrir que los «Homo heidelbergensis» «podían oír como nosotros es un sólido argumento en favor de la hipótesis de que también serían capaces de hablar». El científico añade que «es la primera vez que se determina con exactitud una capacidad sensorial en una especie fósil». La metodología de este estudio podrá ser aplicada a otras especies fósiles.