Si bien la «lluvia» de meteoros se aprecia con cierta dificultad desde días antes, la cita importante con ese fenómeno será la noche del 11 de agosto. Según los astrónomos, ese día la luna no dificultará la observación a simple vista de la «lluvia» de estrellas de las Perseidas, conocidas popularmente como «Lágrimas de San Lorenzo».
Además, el visionado ese día será mejor gracias al posible aumento de meteoritos -hasta doscientos-, causado por un nuevo filamento de polvo cometario que cruza recientemente la órbita terrestre. Según William Cooke, del Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA, este filamento es relativamente joven, ya que se desprendió del cometa durante el año 1862, cuando este objeto celeste fue descubierto por los astrónomos Lewis Swift y Horace Tuttle.
El Sistema Solar, como el Universo en general, contiene gran cantidad de polvo formando nubes en su mayor parte. Las partículas que componen este polvo presentan diferentes tamaños, aunque la gran mayoría miden alrededor de una millonésima de metro. Así, en el momento en que una de estas partículas entra a gran velocidad en la atmósfera de la Tierra, origina un trazo brillante en el cielo que se denomina «estrella fugaz», pero que los astrónomos llaman meteoros.
La mayoría de estas aglomeraciones de polvo están asociadas a restos de materia que los cometas van dejando sobre sus órbitas en sus sucesivos recorridos alrededor del Sol. En el caso de las Perseidas, la órbita atravesada es la del cometa Swift-Tuttle.
El periodo de este cometa (tiempo que tarda en dar una vuelta alrededor del Sol) es de 135 años y su última aparición se produjo el 11 de diciembre de 1992. Ese año -según recuerda el Instituto de Astrofísica de Canarias- se observaron más de 400 meteoros por hora. Esta cifra fue cinco veces la cantidad habitual. Desde entonces, la actividad ha disminuido casi hasta su nivel normal de unos 60 a 80 meteoros por hora, aunque este año pueden llegar a registrarse hasta 200, según un estudio científico publicado a finales de los años noventa por E. Lyytinen y T. Flandern.
La popularidad de las Perseidas es debida en parte a su gran actividad, más intensa que la mayoría de las lluvias, y también a que se produce durante el mes de agosto, en que, lejos de las luces de las grandes ciudades, se puede disfrutar más del cielo nocturno.
Este año, la «lluvia» de estrellas de las Perseidas será más intensa a las once menos diez de la noche del 11 de agosto, aunque será posible verla hasta el 18 de agosto. Para quienes quieran disfrutar de este espectáculo, los expertos aconsejan la observación a simple vista, sin telescopio ni anteojos de ningún tipo.
Cualquier punto de observación (playa, terraza, campo, etc.) es bueno, siempre que ofrezca un horizonte despejado hacia el sur y hacia el este y no tenga luces brillantes en las proximidades del lugar elegido.