Los glaciares pirenaicos están a punto de desaparecer, según un informe publicado recientemente por Greenpeace y elaborado por diversos científicos españoles, entre los que están los catedráticos de Geografía Enrique Serrano y Eduardo Martínez de Pisón, y Fernando Lampre, presidente del Patronato de los Monumentos Naturales de los Glaciares Pirenaicos, quienes han observado su retroceso en la vertiente española de la cordillera.
Este estudio, que se basa en el análisis de documentos históricos, mapas y fotografías, concluye que el calentamiento global que sufre el planeta está acabando con nuestros últimos glaciares a un ritmo vertiginoso, reduciendo cada año su superficie en un 3% en la última década. Si no se toman medidas para evitarlo, advierte, los glaciares, convertidos ahora en un fenómeno casi anecdótico, desaparecerán definitivamente a mediados de este siglo.
A mediados del XIX se encontraban glaciares hasta en tres sistemas montañosos (Sierra Nevada, Picos de Europa y Pirineos). En la actualidad, sin embargo, su presencia está limitada a la cordillera pirenaica. Un vestigio que pronto podría desaparecer, a juzgar por los datos que presenta el informe. Y es que si en 1894 estas formaciones ocupaban una superficie de 1.779 hectáreas, su extensión en 2000 era de tan sólo 290. A este ritmo, se calcula que el año que viene sólo serán 65 las hectáreas ocupadas por los glaciares. El siguiente paso sería su fusión entre 2050 y 2070.
La causa de este retroceso la encontramos en el cambio climático, responsable del aumento de la temperatura global durante el siglo XX en 0,6 grados centígrados. Aumento que en el caso de Europa fue de 0,95 grados, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Este fenómeno continuará cambiando la composición de la atmósfera también en este siglo, según las estimaciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que prevé un incremento de la temperatura media del planeta de entre 1,4 y 5,8 grados para los próximos 100 años.
Más lluvia y menos nieve
Estas variaciones climáticas afectan especialmente a los glaciares, ya que dependen de las bajas temperaturas para sobrevivir. El calentamiento de la atmósfera ha propiciado además que cada vez se produzcan menos precipitaciones en forma de nieve, de las que se nutren estas grandes masas de hielo, y más lluvias. Los glaciares constituyen, gracias a su desplazamiento, un sistema muy dinámico capaz de erosionar, transportar y sedimentar gran cantidad de materiales, y cumplen una misión fundamental al proporcionar agua para el consumo humano, la agricultura y energía hidroeléctrica en muchas regiones del planeta.
Entre ellas, el resto de Europa, que también ve cómo sus glaciares disminuyen a pasos agigantados. De hecho, casi nueve de cada diez glaciares europeos están en retroceso y los de los Alpes, la mayor cordillera del continente y la que alberga el mayor número de estas formaciones, han perdido ya un tercio de su superficie y la mitad de su masa, alcanzando niveles que superan los de los últimos 5.000 años. De continuar este proceso, se calcula que cerca del 75% de los glaciares de los Alpes suizos habrán desaparecido en 2050.
Ante esta situación, Serrano y Martínez de Pisón alertan de que la situación de los glaciares es insostenible, «más allá del aporte que éstos realizan al crecimiento del nivel del mar, ya que poblaciones importantes y una variada cantidad de actividades productivas dependen de ellos».