Tras tres años de retraso, la tercera generación (3G) de telefonía móvil, también conocida como UMTS, comienza a abrirse paso. Algunos terminales ya son más asequibles de precio y se ha alcanzado un principio de acuerdo entre operadoras y ayuntamientos para el despliegue de antenas por toda España. La campaña de Navidad 2004 pondrá a prueba la capacidad de expansión de este negocio, aunque con unas tarifas elevadas y contenidos limitados.
Los anuncios de 3G ya inundan los medios de comunicación. Se trata de campañas dirigidas a un usuario joven, al que le gusta probar las novedades y, como se dice en el lenguaje publicitario, está dispuesto a «liderar los cambios».
La 3G, equivalente a la banda ancha, aporta velocidad -los datos se transmiten diez veces más rápido que en GSM, la tecnología precedente-, y su lanzamiento comercial se basa en servicios que hasta ahora resultaban inaccesibles o muy lentos. La videollamada, el acceso directo a la televisión desde el móvil, los juegos interactivos entre usuarios, junto a la posibilidad de bajarse música de Internet y escucharla con la calidad de un reproductor MP3, son las ofertas estrella en esta etapa inicial, claramente dirigidas a un segmento de clientes de 18 a 35 años.
Sin previsiones
Las operadoras, en cualquier caso, no quieren anticipar previsiones sobre el desarrollo de este negocio. Reconocen que muchas de las opciones planteadas hasta ahora no han sido explotadas por los clientes en todo su potencial, pero añaden que la 3G será la panacea para que los terminales desplieguen todo su atractivo.
Hasta ahora, los móviles con cámara se utilizan para volcar las fotos en el ordenador y transmitirlas vía correo electrónico. La mensajería multimedia no despega, frente al rotundo y sorprendente éxito del mensaje corto. Pero las compañías también creen que la tercera generación abre un mundo de posibilidades, sobre todo en la recepción de información y transmisión de imágenes.