Los científicos estadounidenses Roy J. Glauber y John L. Hall, así como el alemán Theodor W. Haensch, fueron galardonados ayer con el Nobel de Física 2005 por sus investigaciones sobre la naturaleza de la luz, un interrogante tan antiguo como la Humanidad, anunció la Real Academia de Ciencias de Suecia. «Desde que la Humanidad comenzó a poblar la Tierra hemos estado fascinados por los fenómenos ópticos y gradualmente se ha ido revelando la naturaleza de la luz. Con la ayuda de la luz podemos orientarnos en nuestra vida diaria u observar las galaxias más distantes del Universo», dijo.
La óptica ha sido la herramienta para los físicos que investigan la luz y Glauber, de 80 años, natural de Nueva York, ex profesor de física en la Universidad de Harvard, ha ganado el Nobel por su «descripción teórica del comportamiento de las partículas de la luz».
Hall, de 71 años, es investigador de la Universidad de Colorado y del Instituto de Modelos y Tecnologías de EE.UU., y Haensch, de 63, es profesor de física en la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich y dirige el Instituto Max Planck de Teoría Cuántica de Garching. Ambos comparten la otra mitad del premio por «su desarrollo del espectroscopio basado en la precisión del láser, es decir, la determinación de la luz de los átomos y moléculas con una precisión extrema».
Óptica cuántica y lásers
Glauber ha establecido las bases de la óptica cuántica, en la cual la teoría cuántica engloba el campo de la óptica. Los trabajos pioneros de este investigador, que aplicó la teoría cuántica a los fenómenos ópticos, se conocen desde hace cuatro décadas, ya que sus primeros artículos datan de 1963.
Las investigaciones de Hall y Haensch en el campo de la óptica cuántica son mucho más recientes, de finales de los 90, y han arrojado una nueva luz sobre la diferencia entre materia y antimateria. También han contribuido a medir el tiempo con una precisión nunca antes lograda.
«Ahora pueden ser construidos lásers con colores sumamente definidos», dijo la Academia al referirse al trabajo de Hall y Haensch. Sus hallazgos han permitido desarrollar «relojes de suma precisión» y mejorar la tecnología de los sistemas de navegación por satélite (GPS).