Con el objetivo de lograr reintroducir focas del Mediterráneo, también llamadas focas monje, en el cabo de Creus, la Fundación Territorio y Paisaje ha puesto en marcha un proyecto para trasladar unos 15 ejemplares de este animal desde Mauritania hasta la Costa Brava. Los responsables de la iniciativa se han marcado como fecha para materializar este idea el año 2014.
Apoyado por la Consejería de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña, este proyecto prevé que los ejemplares que deben traerse procedan de Cabo Blanco, en Mauritania. Los estudios previos han determinado que un buen punto para dejar en libertad estos ejemplares sería la Cala Jugadora, en Cadaqués. También se trasladarían ejemplares a Madeira, Canarias, el Cabo de Gata, en Almería, y más adelante a la isla de Cabrera y Menorca, en Baleares. El objetivo es establecer poblaciones estables de focas entre distancias relativamente cortas, para que se puedan relacionar entre ellas.
Se trata de un proyecto viable porque esta especie se encontraba en estos lugares no hace demasiados años, señaló el director de la Fundación Territorio y Paisaje, Jordi Sargatal, quien cree que dispondrán de alimento suficiente. Actualmente sólo quedan unos 500 ejemplares de esta especie repartidos entre Turquía y Grecia, el norte de África y la punta de Cabo Blanco, en Mauritania. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, las focas monje son uno de los diez animales en mayor peligro de extinción del planeta.
Sargatal cree que ahora no se sucederían los problemas de años atrás, cuando las focas rompían las redes de los pescadores y por eso las mataban. «Ahora creo que podemos hacer proyectos de reconciliación», agregó. El último ejemplar de foca del Mediterráneo fue visto en 1973 entre Cadaqués y Roses.