Según un estudio realizado recientemente por AYCOP, filial del Grupo Euroconsult, compuesta en su totalidad por personas con algún tipo de discapacidad, tanto psíquica como motriz, los edificios españoles suspenden en accesibilidad para las personas con discapacidad. Estas personas encuentran al menos quince obstáculos concretos a la hora de acceder y utilizar un edificio en España, según la misma fuente.
Los principales problemas que a los que se enfrentan los discapacitados en los edificios españoles son, entre otros, la ausencia de barandillas, las rampas con pendientes demasiado acusadas, puertas demasiado estrechas, así como radios de giro para las sillas de ruedas demasiado estrechos o espejos e interruptores situados demasiado elevados, informó la compañía en un comunicado.
AYCOP enumeró otras dificultades para las personas con algún tipo de discapacidad física, como la ausencia de entradas sin escaleras en los accesos o, en su defecto, la presencia de rampas con una pendiente que no cumple con la legislación y que «en muchas ocasiones no están construidas con materiales antideslizantes». Las personas discapacitadas también sufren la carencia de barandillas en las rampas o de «un ancho de puertas suficiente» para el paso de las sillas de ruedas, que según la ley debe ser de 80 centímetros si la puerta es de apertura completa y de 85 centímetros si no se abre completamente.
Además, los edificios de España suelen contar con puertas de acceso «demasiado pesadas» para poder abrirlas desde una silla de ruedas o para una persona con muletas. Tampoco se produce una identificación clara de las zonas acristaladas con una banda para que sean fácilmente identificadas por las personas con dificultades visuales. En este sentido, desde AYCOP solicitaron, además la colocación de una señalización que ayude a la identificación de las entradas accesibles y de la escritura en Braille en esta señalización o en los ascensores.
Los autores del estudio también encontraron dificultades en los aseos y baños de los edificios, así como diferentes tipos de grifería en los lavabos que «no pueden ser accionados por personas con discapacidad con problemas en los miembros superiores». Para evitar esta situación, sería suficiente con la instalación de grifos monomando. También en los lavabos, los espejos se sitúan demasiado elevados, lo que impide su utilización por las personas que se desplacen en silla de ruedas.
El estudio fue realizado entre los más de 200 proyectos de accesibilidad en obras de edificación que realizó AYCOP, donde encontró «una fuerte correlación entre un adecuado estudio de accesibilidad y la eliminación de barreras arquitectónicas para garantizar la calidad de vida de los discapacitados».