Un informe sobre consumo y economía familiar elaborado por Caixa Catalunya recoge que, a lo largo de los últimos 30 años, el peso de la energía sobre el gasto de las familias ha aumentado el doble en los hogares de rentas más bajas que en las altas.
De esta forma, la participación de la energía en el gasto total ha crecido entre 1973 y 2005 un 117% en el caso de los hogares de bajo nivel de ingresos, pasando de un 4,8% a un 10,4%. Por lo que se refiere a hogares con elevados ingresos, este capítulo de gasto se ha incrementado un 53%, al pasar del 6,2% de 1973 al 9,5% de 2005.
El crecimiento más intenso de los carburantes para transportes ha sido la pauta generalizada del gasto energético, según recuerda este informe, que añade además que en este caso también se observan diferencias en función al nivel de renta. Así, indicó que en 1973 las familias con menos ingresos concentraban su gasto energético en el destinado a vivienda, que suponía un 73% del total frente al 27% destinado a carburantes. Sin embargo, la mejora del nivel de vida hasta 2005 «ha provocado un aumento explosivo del gasto destinado a transportes en estos hogares», hasta representar el 43% del gasto total en energía.
Ello significa que el gasto en carburantes para transporte ha multiplicado por 3,5 su peso en el presupuesto familiar de las rentas bajas en este período, pasando de suponer el 1,5% del gasto total en 1973 al 4,5% en 2003.
Por su parte, el patrón de gasto energético «no se ha visto alterado de forma sustancial en estos años» en el caso de las rentas altas, ya que en 1973 el transporte constituía la partida más importante (60%). A pesar de ello, la tendencia también ha sido alcista y en 2005 los carburantes representaban el 63% del gasto total en energía para esta categoría de hogares.
Si los datos se analizan de manera global, el avance de la partida de carburantes para transporte en el presupuesto familiar de las rentas elevadas ha sido «menos espectacular» que en el caso anterior, multiplicándose por 1,6 entre 1973 y 2005, pasando de suponer el 3,7% al 6,0% del gasto total.