La sociedad occidental ha evolucionado en los últimos veinte años hacia familias hiperprotectoras y permisivas con los hijos, modelos negligentes en los que no se fijan límites y que hacen que los jóvenes crezcan sin motivación y con un sentido de la responsabilidad cada vez menor. Así se puso de manifiesto durante la segunda jornada del congreso «Familia y Escuela: un espacio para la convivencia», en el que se abordaron las estrategias de educación familiar, el rol de la familia en la educación de ciudadanos responsables o la definición de la televisión como ayuda o como intrusa en la vida familiar.
El psicólogo Giorgio Nardone, fundador y director del Centro de Terapia Estratégica de Arezzo (Italia), manifestó que la hiperprotección que se ejerce sobre los hijos les lleva a creer que como han crecido en una familia que se lo ha dado todo tienen derecho a pedir lo que quieran, incluso a que sus padres les adelanten la herencia que deberán dejarles cuando mueran.
«Los menores educados sin obstáculos ni frustraciones crecen sin tener confianza en sus propias capacidades y facilitarles mucho las cosas les hace deficientes», según Nardone. En esta misma línea se pronunció el director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, José Sanmartín, quien consideró que la familia es el contexto de educación y socialización más importante que existe y afirmó que cualquier modelo de familia en que no se sepan fijar límites es malo.
Sanmartín señaló que el modelo permisivo es negligente, ya que supone no cumplir con el rol de padres que preparan al hijo para vivir en una sociedad democrática, y convierte a los niños y niñas en personas que no entienden que sus derechos, deseos y apetencias tienen que armonizarse con los demás.