El hábito de lectura de los niños de entre 6 y 12 años disminuye a medida que aumenta su edad. Así se desprende del estudio ?Familia y educación en Cataluña?, realizado por la Fundación Jaume Bofill, que refleja, además, que la actividad a la que dedican mayor tiempo los pequeños sigue siendo la televisión.
Este trabajo analiza las pautas educativas de las familias catalanas y su repercusión en los procesos de socialización de niños y niñas de 6 a 12 años escolarizados en centros de titularidad pública o privada. Los niños catalanes de esa edad destinan a ver la tele 9,6 horas semanales de media. Pero no todos dedican el mismo tiempo a ello. El estudio señala que el aprecio por la lectura es algo mayor entre las niñas.
Acceso a los recursos
El estudio concluye que hay una relación directa entre el acceso a determinados recursos, la práctica de determinadas actividades y el tiempo dedicado a éstas, y el estatus socioeconómico, educativo y ocupacional de las familias.
Así, el porcentaje de niños que realizan actividades extraescolares, leen, se conectan a Internet y participan en asociaciones juveniles es significativamente superior cuando la familia tiene un estatus más elevado. Cuanto más bajo es el estatus social de los pequeños, mayor tiempo dedican a estar frente a la tele.
La disponibilidad de un televisor en casa para uso mayoritario o exclusivo de los hijos está más extendida entre las clases bajas
Los pequeños de las familias de extracción socioeconómica más humilde invierten 13,5 horas a la semana, casi el doble de los que pertenecen a las clases acomodadas.
Este trabajo forma parte de una investigación más amplia llevada a cabo por seis profesores universitarios de las universidades Autónoma (UAB) y Oberta (UOC). El informe revela que la disponibilidad de un televisor en casa para uso mayoritario o exclusivo de los hijos está más extendida entre las clases bajas. Entre las familias pudientes es más frecuente que los niños tengan un ordenador conectado a Internet.
Al contrario de lo que ocurre con los ordenadores con acceso a la Red, la consola y los videojuegos están extendidos de forma similar entre los niños de todo tipo de hogares, pero quienes hacen un uso más intensivo de ellos pertenecen a familias de extracción económica y cultural más débil.