Más de 25.000 familias de Aceh (Indonesia) han quedado excluidas de los planes de reconstrucción tras el tsunami que arrasó la región hace ahora casi dos años. Un informe de Oxfam Internacional denuncia esta situación y advierte de que estas personas pueden acabar viviendo en chabolas.
El informe «El tsunami dos años después: derechos sobre la tierra en Aceh» señala que hasta el momento se ha construido sólo un tercio de las 128.000 casas que se necesitaban en la región tras el paso de la ola gigante.
Sin embargo, los problemas relativos a los derechos sobre la tierra están suponiendo un obstáculo enorme para el realojamiento de los «sin tierra». Muchas familias siguen viviendo en barracones con poco espacio y, a menudo, en malas condiciones de higiene. Ante esta situación, Oxfam Internacional pide al Gobierno de Indonesia que encuentre una solución «justa y clara» para estas personas.
«Aceh está haciendo un esfuerzo enorme para la reconstrucción tras el tsunami, pero la falta de una política clara para los ‘sin tierra’ está suponiendo unos niveles altísimos de incertidumbre y retraso en la ayuda. Existe un riesgo claro de que estas personas acaben viviendo en barrios de chabolas en el futuro, a pesar de la solidaridad internacional y de la cantidad de dinero que se ha donado», explica Ariane Arpa, directora general de Intermón Oxfam.
Construcción lenta
Entre los más afectados se encuentran 10.000 familias que poseían tierras o casas antes del tsunami y que ahora necesitan ser realojadas porque esos terrenos han quedado sumergidos o no son seguros. El Gobierno indonesio ha comprado 700 hectáreas de terrenos para ellas, pero el ritmo de construcción de viviendas es muy lento. Sólo se han levantado y ocupado 700 casas.
Además, muchas familias no poseían viviendas sino que las alquilaban u «ocupaban» ilegalmente terrenos estatales o privados. De ellas, 15.000 necesitan ahora un nuevo sitio donde vivir.
Oxfam Internacional pide al Gobierno de Indonesia y a las ONG que encuentren soluciones a largo plazo para las personas que viven en barracones, y que mejore la cooperación entre todos para encontrar soluciones para los arrendatarios y antiguos «ocupantes» ilegales de terrenos y casas.