El fin del periodo hábil de caza multiplica el abandono y muerte de miles de perros que han sido utilizados para esta práctica en sus distintas variantes, según afirma Ecologistas en Acción, que denuncia que la eliminación de muchos de estos animales se realiza por medio de procedimientos «especialmente cruentos y espeluznantes».
La organización ecologista explica que la mayoría de los gestores cinegéticos, rehaleros, galgueros y cazadores particulares prescinden de los perros incapacitados, bien por edad o por no reunir las condiciones optimas para la caza, por medio de sistemas «absolutamente cruentos e injustificados, cuando no se abandonan a su suerte, pereciendo, después de un largo proceso de sufrimiento y decadencia, bajo las ruedas de vehículos, matados en los centros de control y recogida de las distintas Administraciones públicas, o tiroteados por la guardería de campo que custodia celosamente las especies de fauna silvestre que son objeto de caza».
Ecologistas en Acción calcula que ese es el destino de aproximadamente 100.000 perros de «usar y tirar», sin que nadie, «salvo las organizaciones ecologistas y animalistas», levante la voz para denunciar una realidad que «debería generar vergüenza entre la clase política y la sociedad en su conjunto de nuestro país».
Prohibir modalidades
Para esta organización, la única garantía de protección de los perros utilizados en la práctica cinegética pasa por la prohibición de algunas modalidades de caza. Entre ellas, la de la liebre con galgo. «Sin duda es la modalidad, junto a las rehalas utilizadas en la caza mayor, donde se concentran las tasas más altas de salida y entrada de perros», asegura.
Ecologistas en Acción considera además fundamental la redacción y aprobación de una ley nacional de defensa y reconocimiento de los derechos de los animales, en consonancia con la normativa de los países de nuestro entorno.
Asimismo, apuesta por que los ciudadanos se impliquen y denuncien a las autoridades casos de maltrato, abandono y muerte injustificada de animales de compañía. «Sólo con una insistencia, a través de numerosas y constantes denuncias formales y públicas, podremos erradicar una situación tan deleznable», concluye.