Ayer entró en vigor el nuevo reglamento europeo sobre sustancias químicas, REACH. Pero los ecologistas de Greenpeace creen que aún es pronto para celebrarlo. Este registro incluye «sólo» 30.000 de las 100.000 sustancias químicas que existen en el mercado europeo. En cualquier caso, la organización reconoce que se trata de un nuevo enfoque en la gestión de los químicos presentes en los productos que usamos a diario, como pinturas o aparatos electrónicos.
Para explicar a la ciudadanía el REACH, Greenpeace ha colgado en su web la guía «Mi Voz: cómo pedir más protección para la salud y el medio ambiente frente a las sustancias peligrosas». Se trata, dice la organización ecologista, de una herramienta para que los consumidores sepan cómo pedir a las empresas información sobre las sustancias más peligrosas que contienen sus productos.
Con la puesta en marcha del REACH, la industria tendrá que eliminar las sustancias que son persistentes y que se acumulan en los seres vivos si existen alternativas más seguras disponibles. Además, las empresas deberán proporcionar información sobre los efectos en la salud y el medio ambiente de las sustancias que importan o producen por encima de una tonelada anual.
No obstante, Greenpeace precisa que la industria quedará exenta de dar información sobre la peligrosidad de miles de sustancias que no tienen un gran volumen de producción y la legislación permitirá todavía usar en productos de consumo algunos químicos que pueden provocar cáncer, defectos congénitos y disfunciones reproductivas.
El texto del REACH será revisado ya este año y durante los 12 próximos. «Estas revisiones darán la oportunidad a la Comisión Europea y los Estados miembros de fortalecer la protección de la salud de las personas y el medio ambiente frente a la contaminación química», indican los ecologistas. Pero advierten de que también pueden ser utilizadas por la industria química para reducir, «aún más», los requisitos que se exigen a las empresas.