Las intensas lluvias que hace poco más de una semana anegaron Alcázar de San Juan (Ciudad Real) se debieron a un fenómeno poco habitual en España que se conoce como tormenta «supercélula».
Ángel Rivera, portavoz del Instituto Nacional de Meteorología (INM), reconoce que se trató de un suceso «excepcional» que en raras ocasiones tiene lugar en nuestro territorio. Este fenómeno tiene fuertes corrientes verticales en rotación, y en el interior un mesociclón, esto es, un ciclón de mediana entidad, explica Rivera. La «supercélula» es la estructura nubosa de la tormenta, que puede ir acompañada de fuertes vientos, granizo y precipitación abundante, aunque no necesariamente.
Las tormentas son arrastradas por el viento de la troposfera, que define su trayectoria. Sin embargo, las fuertes corrientes de rotación de este fenómeno provocan un movimiento anómalo con respecto a la dirección del viento, tanto es así, que puede moverse incluso en perpendicular. En el caso que nos ocupa, la «supercélula» permaneció prácticamente estacionaria en el área geográfica de Alcázar de San Juan, generando acumulaciones importantes de precipitación.
El pasado 23 de mayo, el día que se registró esa tormenta «perfecta», la situación atmosférica general estuvo marcada por la presencia de una borrasca fría de niveles altos al suroeste de la Península y un flujo cálido y húmedo en niveles bajos. Condiciones ideales para estos sistemas, que se desarrollan en entornos hidrostáticamente muy inestables.
A lo largo de la segunda mitad del día la actividad convectiva fue en aumento en la meseta sur, desarrollándose diversas tormentas móviles que se desplazaban en sentido sureste-noroeste de acuerdo con el viento reinante. A primeras horas de la tarde se observó en las imágenes del radar de vigilancia de la zona centro que una de ellas adquiría un espectacular desarrollo, permaneciendo casi estacionaria en la zona noreste de Ciudad Real.
Ese día se recogieron 240 litros de agua por metro cuadrado. Esta cifra significa más del doble del valor estimado de la precipitación para un periodo de retorno de 200 años.