Hacer frente a una epidemia de morbilivirus que está afectando a los delfines del Mediterráneo es el propósito de un dispositivo puesto en marcha por el departamento de Medio Ambiente y Vivienda de la Generalitat de Cataluña y el Centro de Recuperación de Animales Marinos (CRAM).
Y es que desde principios de año y hasta el pasado 3 de octubre han llegado a la costa catalana un total de 35 ejemplares de delfín enfermos, de ellos tan sólo ocho vivos. Un 80% de estos 35 ejemplares han llegado a la costa entre los meses de julio y septiembre, lo que ha llevado a pensar que la epidemia ha ido en aumento en este periodo, aunque en las últimas semanas la cifra de animales varados en las playas parece haberse estabilizado.
El denominado «Plan Ulises», presentado ayer por el director general del Medio Natural, Joan Pallisé, y el director del CRAM, Ferran Alegre, comprende cuatro puntos de asistencia en playas de L’Ametlla de Mar, Palamós, Vilanova i la Geltrú y Premià de Mar. Cada una de estas bases de actuación, que en L’Ametlla de Mar y Palamós ya están operativas, cuenta con una piscina desmontable, material clínico de asistencia, un vehículo de apoyo y transporte de los ejemplares rescatados y dos habitáculos, uno para uso de los voluntarios y otro para uso clínico.
Este operativo pretende dar apoyo y asistencia rápida a los animales enfermos y varados en las playas; retirar de manera ordenada y rápida los especímenes muertos, y establecer un protocolo para conseguir la mayor información técnica y científica sobre la epidemia. No obstante, las posibilidades de salvación de los delfines que llegan a las costas afectados por el morbilivirus -en su mayor parte, delfines listados (Stenella coeruleoalba)- son muy pocas.