La contaminación atmosférica provoca en España 16.000 muertes prematuras al año, diez veces más que la mortalidad anual por accidentes de tráfico. Éste es uno de los datos recogidos en el informe «Contaminación en España», presentado ayer por Greenpeace como punto de partida de su campaña «¿Quién contamina?», que difundirá por toda la costa española a través de su barco «Artic Sunrise».
Este informe incluye mapas de puntos negros por comunidades autónomas y por sectores contaminantes. Aparecen tres grandes focos de contaminación: País Vasco, que cuenta con 25 puntos negros; Cataluña, con 19, y Andalucía, con 15. Estas comunidades «son importantes polos industriales», señala la organización, al tiempo que recuerda que la industria española vierte cada año 1.219.709 toneladas de contaminantes al agua.
Según datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 41,4% de la contaminación de suelos se debe a la producción industrial, el 15,2% al vertido y tratamiento de los residuos urbanos y el 14,1% a los hidrocarburos. «Una situación que podría solventarse si las administraciones públicas no fueran tan permisivas con quienes contaminan y aplicasen los controles marcados por la ley», afirma Greenpeace.
Trabajadores expuestos
El resultado de todo ello es que casi cuatro millones de trabajadores (el 25,4% del total) están expuestos a sustancias cancerígenas. Se estima que, en nuestro país, 4.000 trabajadores mueren anualmente por la exposición a sustancias químicas, más de 36.000 enferman y este tipo de sustancias producen más de 18.000 accidentes laborales al año, según el informe sobre salud laboral del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS).
La exposición a estos contaminantes no se circunscribe al ámbito laboral. Los vertidos y emisiones afectan a todos los ciudadanos, de forma que las zonas con mayores tasas de enfermedades como el cáncer coinciden con las áreas más industrializadas. «Es el caso de Huelva y Cádiz en Andalucía, Cataluña y País Vasco», apunta la organización.
Los ecologistas advierten además de que el modelo actual de gestión de residuos «es un fracaso». Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, el 74,3% de los residuos urbanos generados acaban quemados en incineradoras o enterrados en vertederos. «La incineración es una fuente muy importante de contaminación, ya que la quema de basuras genera residuos tóxicos y peligrosos». Además, se está optando por quemar residuos en cementeras, una práctica «aún más contaminante».