Los niños y niñas de las zonas más castigadas por el devastador terremoto ocurrido hace dos semanas en la provincia china de Sichuan y que causó unas 67.000 víctimas, comienzan a recuperarse poco a poco de la tragedia, aunque muchos todavía sufren efectos psicosociales que dificultan su vuelta a la normalidad. Aproximadamente un millar de niños y niñas de las regiones de Sichuan han encontrado refugio en dependencias de la Universidad en Chengdu. Algunos no pueden contener las lágrimas al enterarse de que algún ser querido está vivo. Otros, entretanto, están muy afectados por carecer de noticias de los miembros de sus familias desaparecidos.
Chen Xuefeng, especialista en protección de la infancia de Unicef, explicó que los niños y niñas que vemos en la universidad están «exhaustos y angustiados». «Se trata de niños provenientes de diversas escuelas de la zona afectada por el terremoto, que llegan aquí tras una travesía de varios días por caminos de montaña durante la cual tuvieron que buscar refugio en los bosques debido a los aterradores temblores», apuntó.
La experta regresó recientemente de una misión conjunta de Unicef y el Gobierno de China, cuyo objetivo consistió en ayudar a los menores a recuperarse del estrés psicosocial ocasionado por el seísmo. La misión también descubrió que hay maestros al borde del colapso nervioso. Algunos han perdido familiares en el terremoto y están demasiado angustiados como para atender las necesidades de sus alumnos.
Ayuda psicológica
«Un 90% de los niños y niñas que sobreviven a los desastres naturales como éste son por naturaleza resistentes y pueden reanudar sus vidas normales después que reciben apoyo psicosocial, como ayuda para reunirse con sus familias, actividades recreativas, educación escolar y otras actividades comunitarias», señaló Kirsten Di Martino, que dirige las labores de defensa de los derechos de los niños de la Oficina de Unicef en China. «Solamente un 10% de los niños quedan gravemente traumatizados y se hace necesario remitirlos a especialistas en orientación psicológica o en terapia especial», agregó.
Las personas que cuiden a estos niños y niñas deberán darles más respaldo psicosocial que les ayude a liberarse del estrés, empleando para ello actividades en grupo, como los juegos y la educación escolar, según la opinión de los expertos. «Nos preocupa que los niños reciban de trabajadores sociales voluntarios servicios que puedan no ser de buena calidad y que puedan superponerse a otra ayuda que ya estén recibiendo», comentó. Di Martino. «En algunos casos hay dos grupos diferentes de trabajadores sociales que atienden a los niños supervivientes, lo que puede agravar sus traumas. El apoyo que se les da debería ser coherente y constante», indicó.