Los radiadores eléctricos que disponen de un sistema de acumulación energética nocturno suponen un gran ahorro en la factura de la luz durante los meses más fríos del año, debido a que se puede solicitar disponer de dos tarifas, la normal y la nocturna, mucho más barata.
Su gran ventaja, frente a la calefacción de gas natural con radiadores, por ejemplo, es que su instalación es mucho más sencilla y no requiere de un complicado circuito de tuberías para poder funcionar. Además, el mantenimiento de los acumuladores es muy simple, porque ni tan siquiera necesitan ser purgados.
Lo único que se ha de tener en cuenta a la hora de conservarlos es que su rejilla de ventilación deberá estar siempre libre de polvo. Con pasarles un plumero bastará.
Cuando no se estén utilizando se puede retirar la tapa protectora. Cada fabricante protege sus productos de manera diferente, aunque generalmente será necesario retirar unos tornillos. De esta forma se podrá acceder a su interior y pasarles la aspiradora para retirar el polvo que se haya podido almacenarse en su interior. Además, si hay suciedad en su exterior se podrá eliminar con un paño húmedo.