Las interacciones entre especies son muy sensibles al cambio global, lo que aumenta las infecciones por patógenos, debilita las relaciones mutualistas entre plantas y aumenta la presión de los herbívoros sobre la vegetación, según el descubrimiento de un equipo internacional en el que han participado investigadores de la Estación Biológica de Doñana, adscrita al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El propio CSIC explica en una nota que mientras que la influencia del cambio climático en la abundancia, la fisiología y la distribución geográfica de las especies es bastante conocida, su impacto en las relaciones bióticas resulta más difícil de cuantificar. Los cambios en estas relaciones que conforman la arquitectura de la biodiversidad tienen profundas consecuencias en el funcionamiento y la estructura de los ecosistemas. Para llegar a estas conclusiones, el equipo analizó y sintetizó los datos de 688 estudios publicados sobre enriquecimiento de dióxido de carbono (CO2), deposición de nitrógeno, cambio climático, invasiones bióticas y transformación del suelo.
Las interacciones entre seres vivos son muy sensibles al cambio global, dado que dependen, en gran medida, de los ciclos biológicos de los seres vivos que resultan alterados por este cambio, concluye el trabajo. «Para que se lleve a cabo la polinización de una planta es necesario que se solape el periodo de tiempo en que se da la floración con el periodo de tiempo en que el insecto está activo. El cambio global está desplazando estos ciclos, por lo que se están dejando de producir los solapamientos necesarios para que se produzca una relación efectiva entre especies, en este caso entre planta e insecto», explicó a modo de ejemplo el investigador del CSIC Jordi Bascompte.
«Estos resultados son importantes porque sugieren un efecto mayor de lo esperado en cuanto a las consecuencias del cambio global para la pérdida de la biodiversidad. Solemos pensar en términos exclusivamente de número de especies, pero sus interacciones son tan o más importantes para mantener la red de la vida. Sin esas interacciones perdemos el pegamento que mantiene unida esta estructura maravillosa», apuntó el científico.