Los ordenadores ya han dejado de ser esas feas cajas de color beige. Además de los componentes, el aspecto y el formato son cada día más importantes. Desde los ligeros portátiles hasta los sobremesa de colores brillantes, hay donde elegir.
Comprar un PC no es nada extraordinario. Se pueden comprar en el hipermercado, junto con el detergente y los tomates. Pero aún así acercarse al vendedor y pedirle «uno bueno, que esté bien de precio» no es una buena idea.
Procesador, memoria, tarjeta de sonido, disco duro… Ya es bastante complicado saber qué ingredientes tiene que incluir el ordenador ideal. Ahora, el tamaño y la forma son otra opción determinante, y los vendedores preguntan cosas como ¿dónde lo va a colocar?
En estos momentos se puede acceder a tres formatos diferentes de PC con tamaños y usos distintos. Son el PC de sobremesa, el portátil, y una entrada reciente que responde al nombre de barebone. Cada uno de ellos tiene sus ventajas e inconvenientes, y la diferencia de precio entre ellos ya no es tan grande. He aquí una guía para tomar la decisión correcta.
Sobremesa
Un clásico irreductible, es la forma más primitiva y también la más versátil de PC. En las cajas de formato torre hay espacio para varios discos duros, dos o tres unidades de CD o DVD, y más de media docena de ranuras de expansión para tarjetas.
La otra ventaja es la facilidad para actualizar el equipo. Con quitar un par de tornillos se puede sustituir el disco, añadir más memoria o instalar una tarjeta capturadora de vídeo, por ejemplo. Además, los componentes estándar tienen los precios más ajustados. Esta facilidad para cambiar la configuración ha dado lugar al fenómeno llamado modding, que consiste en modificar el aspecto de la caja con luces de neón y colores fosforescentes, y trucar o ajustar los componentes para alcanzar más velocidad de proceso.
Los ordenadores de sobremesa ofrecen la mejor relación precio-prestaciones, pero a cambio, ocupan bastante espacio, son ruidosos (si no se compran componentes especiales) y tienden a desarrollar una maraña de cables en su parte posterior.
Portátil
En un tiempo era un privilegio reservado a ejecutivos y técnicos, un juguete muy caro y delicado que corría a cargo de la empresa. Hoy los ordenadores portátiles de gama baja están al mismo precio que los de sobremesa. Pero eso no quiere decir que la diferencia de precio no sea importante.
Si no va a mover el ordenador de sitio, comprar un portátil le saldrá caro. En concreto un 50% más, a igualdad de prestaciones. A cambio podrá llevarse la oficina en una maleta, o si dispone de WiFi [ver infografía], navegar por Internet desde el sofá o la cocina.
También hoy es más sencillo sustituir o ampliar componentes de un portátil, como un nuevo disco duro, más memoria o incluso cambiar la placa base por otra. Pero hay que tener en cuenta que los componentes para portátiles cuestan el doble o más que los equivalentes para ordenadores de sobremesa.
‘Barebone’
En inglés es una expresión que significa literalmente «en los huesos». Es un equipo que se vende con los mínimos componentes: caja, placa base y a veces fuente de alimentación. El usuario decide que componentes añadirle.
En la modalidad barebone se venden, sobre todo, los ordenadores de tamaño más pequeño, similar al de una caja de zapatos. De ahí que se los conozca popularmente de este modo, aunque también pueden ser mayores.
Los ordenadores de este formato son pequeños y mucho más silenciosos que los de sobremesa o portátiles. Están pensados para utilizar el ordenador como centro de entretenimiento doméstico, o incluso colocarlos en el salón para tener en un solo dispositivo reproductor de DVD y vídeo digital, reproductor de MP3, la conexión a Internet, videojuegos, y en algunos modelos, un sintonizador de radio.
A cambio son poco configurables. Lo normal es que sólo dispongan de una o dos ranuras de expansión, y que no sea posible añadir un disco duro adicional. Tampoco hay sitio para otra unidad lectora de DVD, por ejemplo. Para cambiar un componente hay que retirar el anterior.
Sea en casa o en el trabajo, lo importante es que el ordenador sea cómodo para trabajar. Si no es necesario desplazarse, la opción de sobremesa resulta más rentable. Un monitor TFT [análisis de pantallas planas] dejará más sitio en la mesa para los papeles, y la vista sufrirá menos.
El ordenador portátil es ya imprescindible para el empleado que viaja constantemente, el estudiante o el profesor que lleva el trabajo a la universidad, o simplemente, quien no tiene bastante sitio en casa. La diferencia de precio ya no es tan grande, a no ser que se busquen altas prestaciones.