Un cambio en la estructura organizativa de la escuela permitiría a las familias participar activamente en la gestión de los colegios y hacerse también responsables del proyecto educativo del centro, según un estudio de investigadores de la Universidad de Murcia (UM) difundido por el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC). Y es que la familia es un medio indispensable de educación, tal como subraya este trabajo.
El estudio alerta del hecho de que las familias «empiezan a considerarse clientes, consumidores de los servicios educativos, a los que demandan mayor calidad en los productos. Se limitan a exigir servicios y a elegir los centros que mejor satisfacen sus preferencias». El entorno afectivo inmediato del estudiante ha delegado, de este modo, en los centros su función socializadora y educadora, afirman los autores.
Hay una «escasa conciencia colectiva de la necesidad de implicación efectiva de las familias en todo el proceso educativo y socializador del alumnado», subrayan. Además existe «falta de voluntad política para afrontar el cambio que viene reclamando, desde hace mucho tiempo, la vieja estructura organizativa de nuestra escuela», añaden.
El problema se manifiesta en la desconfianza de los progenitores con respecto al trabajo profesional de quien ejerce la docencia y la resistencia a colaborar en una labor de la que no se sienten responsables, apunta el estudio. Asimismo se detecta una escasa voluntad del profesorado para implementar mecanismos que hagan posible la participación efectiva de las familias en la gestión de los centros de enseñanza.
Autonomía de los centros
La investigación propone la promoción de la «autonomía efectiva» de los centros para favorecer la «búsqueda de señas de identidad propias de cada centro en función del contexto sociocultural en el que está situado, de tal modo que los proyectos educativos respondan a las necesidades e intereses de los sujetos, y sean estos proyectos los que orienten realmente toda la acción educativa», explican los autores. Sin embargo, existen trabas para la aplicación de estas medidas, ya que el actual marco legal de participación de las familias en la gestión de los colegios «se está mostrando ineficaz».
«Merecería la pena arriesgarse y ensayar en algunos municipios un nuevo modelo autogestionado de escuela que garantizase los contenidos mínimos curriculares comunes a todos los centros de enseñanza», afirman desde la UM. Esta solución haría posible regirse por normas emanadas de la propia comunidad educativa y seguir un proyecto educativo «que responda a las necesidades e intereses del alumnado», concluyen los investigadores.