De acuerdo con el tradicional modelo conocido sobre la formación del cosmos, las galaxias más grandes habrían nacido de la fusión de nebulosas de estrellas de menor tamaño o de la absorción de pequeñas galaxias por otras mayores. Sin embargo, un estudio publicado en la revista Nature ha dado a conocer el hallazgo de una nueva galaxia, situada a más de 10.000 millones de años luz de la Tierra, que por su densidad y composición compacta cuestiona la teoría actual.
Los autores del estudio, tres científicos de las prestigiosas universidades de Yale, Princeton y Leiden, observaron durante 29 horas esta curiosa galaxia, a la que han denominado 1255-0, gracias al espectógrafo GNIRS que trabaja con el infrarrojo cercano del telescopio Gemini South.
Su descubrimiento sorprendió a los astrónomos porque sus características ponen de manifiesto que las galaxias podrían haber aumentado su tamaño sin necesidad de absorber a otras estrellas. La 1255-0 se ha considerado como una predecesora de las grandes galaxias elípticas más cercanas, y que, si bien pequeña, es igual de maciza y, por lo tanto, más densa.
Gracias al desajuste hacia el rojo de su espectro luminoso, calcularon que se había alejado de la Tierra unos 10.700 millones de años luz, por lo que la luz que recibimos procedente de ellas se habría originado cuando el universo sólo tenía 3.000 millones de años de antigüedad. También lograron medir la velocidad media de la rotación de las estrellas alrededor de esta galaxia a pesar de su débil señal. Su rapidez puso de manifiesto que era cuatro veces más maciza que la Vía Láctea (galaxia a la que pertenece nuestro planeta y que es una galaxia elíptica), pero seis veces más pequeña.
El astrofísico Glazebrook consideró que les probable que la evolución de las grandes galaxias obedezca a reglas que todavía no han sido descubiertas. Además, predijo que en los próximos años se descubrirán cientos de galaxias, semejantes a la 1255-0, que quizás permitan la elaboración de un nuevo modelo de evolución del universo.