Un equipo de investigadores de la Universidad Jaume I de Castellón (UJI) ha provocado mutaciones genéticas en las semillas de cítricos a través de radiaciones de rayos gamma para seleccionar naranjos más resistentes a la sequía y a los elevados niveles de salinidad de los pozos de riego de toda la zona mediterránea. Los científicos han realizado durante los cinco años del proyecto pruebas en más de 50.000 semillas, de las que han obtenido 15 nuevos genotipos con una elevada tolerancia a la salinidad.
«Más del 30% de los pozos de riego de la zona mediterránea están salinizados por la sequía y la sobreexplotación y esta situación se mantendrá o empeorará en los próximos años, de ahí la importancia de desarrollar cultivos resistentes a estas condiciones», destacó Aurelio Gómez, coordinador del grupo y catedrático de Producción Vegetal.
La investigación de la UJI se centra en varios portainjertos de cítricos usados de forma habitual en la citricultura mediterránea por su tolerancia al virus de la tristeza y a otras enfermedades vegetales. «La mejora de la resistencia del portainjerto a la salinidad del agua va además ligada a una mayor tolerancia del árbol a condiciones de sequía», explicó el investigador. «Los cítricos acumulan unas pocas mutaciones de generación en generación en la naturaleza. Lo que nosotros hacemos es multiplicar por 10 la tasa de acumulación de estas mutaciones por cada planta gracias a la irradiación con rayos gamma», señaló Gómez, que destacó que se trata de un método físico totalmente inocuo.
El grupo realiza irradiaciones a alrededor de 4.000 semillas tres veces al año. Todas estas semillas son después cultivadas en el laboratorio en tubos de ensayo «in vitro» con un elevado nivel de sal para seleccionar únicamente las resistentes. «De las 4.000 semillas cultivadas, sólo entre 50 y 100 suelen resistir el estrés impuesto», indicó el investigador. Estos genotipos se trasladan al invernadero de la UJI, donde tras un periodo de aclimatación y recuperación, se propagan clonalmente y se realizan nuevos ensayos de resistencia a sequía y salinidad ya en macetas. Tras someter a esta metodología a alrededor de 50.000 semillas, son 15 los genotipos que se han mostrado más tolerantes y, por tanto, pasarán a la tercera fase consistente en su cultivo en el campo.
Este proceso durará otros cinco años más, ya que en el campo, además de la tolerancia a la sequía y la salinidad, se han de caracterizar de manera agronómica las nuevas plantas y comprobar que no haya problemas de incompatibilidad con las variedades comerciales que se injertarán sobre los nuevos portainjertos. El objetivo final de este proyecto es generar una colección de mutantes de portainjertos de cítricos tolerantes al estrés salino e hídrico, concluyó Gómez.