Una serie de tratamientos pioneros consiguen paliar la depresión severa mediante la combinación de antidepresivos experimentales, la estimulación cerebral profunda (DBS) y la neurocirugía estereotáctica, según el descubrimiento de un equipo de investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido). Los científicos aplicaron este sistema a aquellos pacientes cuya enfermedad había dejado de responder a los tratamientos convencionales.
Los autores consiguieron así «buenos resultados» al estimular las dos zonas diferentes del cerebro que están implicadas en el desarrollo del proceso depresivo. La estimulación cerebral profunda consiste en la inserción de alambres finos en el cerebro que se conectan a un marcapasos, explican los autores del trabajo. Con ello, se pretende inhibir y estimular los circuitos cerebrales responsables del mal, que regulan las emociones, supervisan la integración de la emoción con una función corporal e intelectual y regulan las unidades internas.
La depresión es una enfermedad que afecta a alrededor del 20% de la población mundial al menos una vez en la vida. De ellas, aproximadamente la mitad se recupera en un plazo de seis meses, pero alrededor del 10% de los pacientes la padece después de tres años, de los que sólo uno de cada 10 mejora.
«Los pacientes y sus familias sufren enormemente y, a menudo, piensan que cuando los tratamientos convencionales fallan no se puede hacer nada más», explica una de las autoras del estudio, la doctora Andrea Malizia, que recuerda que las personas que sufren depresión crónica pueden perder sus puestos de trabajo, su casa e incluso a su familia. «La angustia personal que sienten es alta y cerca del 15% recurre al suicidio como única alternativa para poner fin a su tristeza», añade la investigadora.
Aunque ya existen una serie de tratamientos convencionales para la depresión como la psicoterapia, los medicamentos antidepresivos y la terapia electroconvulsiva (TEC), la experiencia ha demostrado a los profesionales que, a largo plazo, estos mecanismos no funcionan, subraya el estudio. Las cifras muestran que, a pesar de que cerca del 60% de los pacientes responde al primer antidepresivo, sólo alrededor del 10% va a responder a la quinta administración del mismo. En el caso del TEC, los autores del trabajo reconocen que es el tratamiento «más eficaz» a corto plazo, pero no es apto para todo el mundo, dado que sus beneficios pueden ser de corta duración y con efectos secundarios «considerables».