Los efectos de la pesca y el clima sobre las poblaciones de peces no son independientes, por lo que no pueden estudiarse por separado, como se ha hecho hasta ahora. Un estudio internacional en el que participa el Instituto Español de Oceanografía (IEO) apunta que el impacto de la pesca amplifica la sensibilidad de las poblaciones explotadas a las variaciones del clima. La investigación ha sido realizada por científicos del Centro Oceanográfico de Baleares del IEO, en colaboración con la Universidad de Oslo y el Instituto de Ciencias Marinas de Leibniz (IFM-GEOMAR).
Publicado en la revista «Mariine Ecology Progress Series», este estudio demuestra que los efectos de la pesca y el clima sobre las poblaciones de peces del Mediterráneo actúan de forma sinérgica y no pueden separarse. Además, el efecto de la variación del clima sobre las poblaciones de peces del Mediterráneo depende de su estructura demográfica, por lo que la pesca puede incrementar su sensibilidad ante estas variaciones.
La investigación analiza la serie histórica de índices de abundancia (capturas por unidad de esfuerzo pesquero) de la población de merluza (Merluccius merluccius) de las islas Baleares desde 1940. Esta serie de datos, una de las más largas del Mediterráneo, contiene información periódica sobre las capturas y el esfuerzo pesquero, recopilada en diferentes proyectos de investigación desarrollados en el Centro Oceanográfico de Baleares con la colaboración del sector pesquero.
Los resultados del estudio muestran que las oscilaciones en la abundancia de la merluza en Baleares eran «totalmente independientes de las variables medioambientales cuando la población no se encontraba sobreexplotada». De acuerdo a este estudio, a medida que la explotación pesquera ha erosionado la estructura demográfica, al eliminar los individuos de mayor talla y edad, la población se ha sustentado de manera progresiva en los individuos más jóvenes, proceso conocido como truncado demográfico.
En esta situación, la población depende en mayor medida de la incorporación anual de juveniles procedentes de la puesta, lo que se conoce como reclutamiento, un proceso muy sensible a las variaciones del clima. Los investigadores concluyen que esto ha supuesto la pérdida de la capacidad natural de la población de depender de su propia dinámica, lo que incrementa su sensibilidad a los cambios ambientales.