Cada año mueren en todo el mundo unos 7,6 millones de niños menores de cinco años a causa, sobre todo, de enfermedades como la neumonía, la diarrea, la malaria o por haber sufrido problemas de salud en el primer mes de vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda este mes que dos de cada tres de estos fallecimientos pueden evitarse con intervenciones sencillas, como los programas de vacunación.
«Para algunas de las enfermedades infantiles más letales, como el sarampión, la polio, la difteria, el tétano, la tos ferina, la neumonía por ‘haemophilius influenzae’ tipo B, ‘Streptococcus pneumoniae’ o la diarrea por rotavirus, hay vacunas disponibles que pueden proteger a los niños», aseguran desde la OMS. El periodo neonatal -es decir, los primeros 28 días de vida- es «el momento en el que el menor corre un mayor riesgo de morir», apuntan. De hecho, el 40% de las muertes infantiles que se producen antes de que el niño cumpla cinco años tiene lugar durante este periodo. La OMS recuerda que un parto seguro y el cuidado neonatal son «claves para prevenir estos fallecimientos».
Las principales causas de las muertes neonatales son los partos prematuros, la falta de aire durante el nacimiento y las infecciones. Después, tras el periodo neonatal y durante los primeros cinco años de vida, la principal causa de muerte para esta población son la neumonía, la diarrea y la malaria. Tres millones de bebés mueren cada año en su primer mes de vida y también fallece un número similar de fetos. Durante el primer mes, entre un cuarto y la mitad de todas las muertes suceden en las primeras 24 horas de vida, mientras que el 75% se producen en la primera semana. Las 48 horas siguientes al nacimiento son el periodo más crucial para la supervivencia del recién nacido.
«Es entonces cuando la madre y el hijo deben recibir cuidados para prevenir y tratar las posibles enfermedades», según la OMS, desde donde apuntan que, antes del nacimiento del bebé, la madre «puede incrementar las posibilidades de supervivencia del hijo con acudir a la consulta de cuidados prenatales, inmunizarse frente al tétanos y evitar fumar o el abuso del alcohol». «En el momento del parto las posibilidades de supervivencia del bebé aumentan de forma significativa con la presencia de asistentes con conocimientos especializados en atender partos», añaden. «Tras el nacimiento, los cuidados esenciales para el recién nacido deben asegurar que el bebé respira, comenzar su alimentación exclusiva con leche materna, mantener al bebé caliente y lavarse las manos antes de tocar al bebé», apuntan desde la OMS.
La malnutrición es el factor oculto que contribuye a la muerte de uno de cada tres menores, ya que los hace más vulnerables a las enfermedades graves. Cerca de 20 millones de niños en todo el mundo sufren malnutrición severa. «La mayoría de estos menores pueden tratarse con éxito en su hogar con alimentos terapéuticos preparados», explican.