Los abuelos españoles temen que tras cuidar hijos y nietos durante su vida «nadie se preocupe de cuidarlos a ellos» si lo necesitan, según se deduce del estudio «Abuelos y abuelas… para todo. Percepciones en torno a la educación y el cuidado de los nietos», realizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y Obra Social de Caja Madrid.
Las conclusiones de esta investigación cualitativa, presentada ayer en Madrid, indican que los abuelos y abuelas se sienten divididos entre el disfrute que les produce poder pasar tiempo con sus nietos y la excesiva responsabilidad que exige su cuidado y educación. En este sentido, la clase social puede ser la que marque la diferencia entre el disfrute de los nietos o la «exigencia» de cuidar de los menores ya que, según el estudio, en las familias donde los recursos económicos son escasos, los padres suelen delegar el cuidado de los hijos en los abuelos y estos afirman sentirse «angustiados».
Esta nueva exigencia en las familias con más dificultades económicas hace que la teoría clásica del cuidado de los nietos, que indica que los padres educan y los abuelos malcrían, haya tenido que revisarse. De este modo, los abuelos asumen, en muchos casos, un nuevo rol en la educación y se convierten en inevitable «colchón» en estas familias con dificultades para contratar guarderías o canguros para los hijos. Ante el nuevo rol, el estudio señala que, en ocasiones, el disfrute de la educación puede «agobiar o abrumar» a los abuelos por la sensación que se produce de «una vida hipotecada» y, sobre todo, por la falta de certeza de qué piden los hijos cuando dejan a los nietos con sus abuelos, según explica el coordinador del proyecto y técnico de la FAD, Eusebio Megías. «Dejan a los hijos a su cuidado pero, generalmente, no piden que se eduquen de una u otra forma, por lo que los abuelos no saben a qué atenerse», indica Megías. Esto hace que los abuelos no sepan si aplicar sus propios criterios educativos, los de los padres o consensuar con los padres de los menores esta labor.
Con el objetivo de evitar la sensación de agobio que se produce en muchos abuelos encargados de la educación de los hijos, el trabajo defiende la «necesidad de reivindicar lo propio», como el derecho a contactar con los nietos por disfrute y no solo para su cuidado, y la «necesidad de marcar límites» para tener un tiempo propio para realizar otras actividades. Recuerda además que hay que cuidar a los nietos para que los hijos «vivan», pero no «para que vivan mejor». Megías señala que el estudio pretende que las familias sean conscientes de la situación actual en la que se encuentran los abuelos para que el «colchón» de apoyo no «se monte a costa de los abuelos y en beneficio de los padres».