Los suelos embaldosados son, en su mayoría, resistentes a golpes, duraderos y fáciles de limpiar. Otra de sus ventajas es la posibilidad de colocar las baldosas sobre distintas superficies, desde parqué y suelos ya embaldosados, hasta pavimentos de linóleo o vinilo. Pero en cualquiera de ellas, es imprescindible realizar una preparación previa. Las baldosas requieren el arreglo de los posibles desperfectos y una limpieza profunda para retirar la suciedad. Una colocación duradera se consigue tras aplicar una capa de imprimación y nivelar la superficie, si fuera necesario.
En suelos de parqué
Cuando el embaldosado cubrirá un suelo de parqué, es preferible que las nuevas baldosas sean finas y tengan poco peso. Las lamas rotas o con grietas deben repararse en una primera fase. Tras realizar los arreglos precisos, se debe lijar la superficie para eliminar cualquier resto de suciedad o de productos de mantenimiento. Cuando el suelo ya esté limpio, se aplica una capa de imprimación de adherencia.
Antes de que el producto se seque por completo (después de 1 ó 2 horas), se coloca sobre el suelo una malla de fibra. Ésta ejerce de armazón para asegurar el agarre de las baldosas. A continuación, se distribuye, hasta que empape por completo la malla, un mortero de nivelación por toda la superficie para igualarla. Una vez seco, el suelo está listo para embaldosar.
Sobre baldosas viejas
Antes de colocar las baldosas nuevas sobre un suelo de este tipo, hay que fijar las piezas sueltas o mal adheridas y sellar las juntas desgastadas. Después, se limpian las baldosas antiguas para retirar la grasa y suciedad acumulada y se aclara con agua abundante. Cuando el suelo esté seco, es recomendable aplicar una capa de imprimación y, si es preciso, nivelarlo. En general, si la superficie ya está embaldosada es poco frecuente que tenga grandes desniveles. Sin embargo, en ocasiones, una colocación incorrecta o el uso de materiales de calidad deficiente originan irregularidades. Si los desniveles no son muy pronunciados, la solución más apropiada es la pasta niveladora. Es un mortero líquido que se extiende con una llana en una única capa, fina pero sólida.
Para que el revestimiento asiente, las juntas de las piezas nuevas y de las viejas no deben coincidir
Sobre el recrecido seco y endurecido es posible colocar las baldosas nuevas. Para que el revestimiento asiente de forma óptima, las juntas de las piezas nuevas y de las viejas no deben coincidir. Hay que cambiar la orientación de las baldosas, de manera que si la antigua disposición distribuía las piezas en un plano recto, la nueva lo hará en diagonal y viceversa.
Los suelos de linóleo y de vinilo son pavimentos blandos que también admiten un embaldosado posterior. El requisito principal es que estén en perfectas condiciones: bien adherido y sin grietas u otras imperfecciones.
Ante la menor duda, es preferible retirar el revestimiento. En general, el tipo de adhesivo que se emplea para la colocación de suelos de vinilo y linóleo se reblandece con un decapador químico. Tras aplicar calor sobre el revestimiento, es posible despegarlo de forma progresiva. Si por el contrario las condiciones del suelo son óptimas, el proceso de preparación previo es similar al de otras superficies.