Un estudio elaborado a lo largo de diez años y publicado en «The Lancet», revela que existe una cepa de la malaria cada vez más resistente a la mayoría de los medicamentos utilizados para tratar la enfermedad y que se ha expandido por la frontera entre Tailandia y Birmania.
Los resultados del estudio indican que los pacientes tardaron más tiempo de lo habitual en recuperarse tras recibir combinaciones terapéuticas con artemisinina, un medicamento que está reconocido como el mejor fármaco contra la malaria.
El profesor de la Unidad de Investigación de Medicina Tropical de la Universidad de Mahidol, en Bangkok, Tailandia, y del Centro para la Medicina Tropical de la University of Oxford, Nicholas White, ha señalado que «las cepas de malaria resistentes a la artemisinina fueron encontradas definitivamente en la frontera occidental de Tailandia y oriental de Birmania».
En opinión de White, la expansión de esta cepa se debe a un uso incorrecto de la artemisinina y de versiones falsas y de mala calidad del medicamento y ha llamado a la necesidad de una acción más fuerte por parte de las instituciones internacionales.
El equipo de White estudió entre 2001 y 2010 a 3.202 pacientes infectados con Plasmodium falciparum, una especie de malaria que puede provocar enfermedad grave. Los expertos detectaron que el tratamiento con artemisinina tardaba mucho más tiempo de lo normal en eliminar los parásitos del cuerpo de los pacientes. El estudio desvela además que si no se encuentra un modo de contener la cepa podría llegar a India y África.
La malaria, causada por el parásito Plasmodium, se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados. Los síntomas de la enfermedad son fiebre, dolor de cabeza y vómitos y si no se trata puede provocar la muerte por falta de suministro de sangre a órganos vitales. En 2010 esta enfermedad acabó con la vida de 655.000 personas.