El ciclamen suele ser tratado como un ejemplar anual, aunque puede llegar a durar varios años si tiene la precaución de secar los tubérculos a finales de la primavera y se deja en reposo durante los meses del verano, cuando conviene sacarlo al exterior.
Se trata de un ejemplar muy oloroso, pero no perderá su fragancia al trasladarlo en verano, ya que su periodo de floración comienza en septiembre y perdura hasta abril, por lo que resulta una planta muy resistente e ideal para adornar el balcón o terraza en los meses más fríos del año.
Sin embargo, su punto débil es su extrema sensibilidad al exceso de humedad, por lo que debemos tenerlo bien protegido frente a las heladas. También deberá tener mucho cuidado al regarlo, evitando mojar sus bulbos y hojas. No obstante no piense que tan sólo debe protegerlo del frío, porque el calor le resulta aún más perjudicial.