El intercambio de viviendas consiste en un acuerdo entre dos familias para intercambiarse sus casas gratuitamente durante un periodo de tiempo acordado de antemano. De esa manera, se puede viajar a cualquier lugar del mundo con un alojamiento gratuito asegurado. La ventaja más evidente es el ahorro de los gastos que supone alojarse en un hotel o comer siempre en restaurantes. No obstante, hay otras muchas ventajas que animan a apuntarse a un servicio de este tipo:
En primer lugar, el alojamiento es un hogar cálido y cómodo frente a las impersonales habitaciones de los hoteles. Esta vía permite adentrarse más a fondo en la cultura del lugar que se va a visitar, y ayuda a evitar el papel del turista tradicional, que observa el lugar desde una cierta distancia. Además, este sistema tiene un importante componente ecologista ya que, al no hospedarse en hoteles, se contribuye a reducir el impacto medioambiental del turismo de masas. Por último, mientras que la familia está de vacaciones, su casa no estará vacía, por lo que no habrá riesgo de robos, y las plantas o animales podrán estar convenientemente cuidados.
En vez de poner a disposición del resto de socios la vivienda habitual, se puede utilizar la segunda vivienda, siempre que esté bien acondicionada. Tampoco hay que ser propietario de la casa para intercambiarla, aunque conviene, lógicamente, consultarlo con el arrendador. Además, cuando se trata de viajes intercontinentales, se suele pactar intercambiar también los vehículos.
El procedimiento suele ser el siguiente: en primer lugar, hay que inscribirse en un club de intercambio de viviendas, pagando entre cincuenta y cien euros (dependiendo del club) y enviando los datos personales, una foto y un texto de presentación. Todo ello se publicará en forma de anuncio en el catálogo y en la página web del club. Mediante estos anuncios, los miembros del club entrarán en contacto por e-mail o teléfono para proponer intercambios y conocerse un poco. Mediante ese contacto previo, acordaran el periodo en el que se realizará el cambio y dejarán claras las normas que ambas familias deberán seguir en cada casa o los gastos que pagará cada una. Los clubes de intercambio de viviendas coinciden en que los socios españoles, por el interés turístico que despierta nuestro país, reciben una media de tres ofertas de intercambio.
Internet es la vía más sencilla de contactar con clubes de este tipo. Una de las asociaciones más potentes es Intervac (http://www.grossi-sas.com) que nació en 1953 y cuenta con 11.500 suscriptores en todo el mundo. Algunos socios lo son desde hace más de veinte años algo que, según la organización, prueba el buen funcionamiento del sistema. Hay que pagar 120 euros por suscribirse durante un año.
El portal www.intercambiodecasa.org, uno de los clubes más económicos, es el representante en España de otra gran asociación, www.livingaway.com, que cuenta con más de 5.000 socios en todo el mundo. En los anuncios de este portal se incluyen hasta nueve fotos de las viviendas, por lo que el demandante conoce de antemano el aspecto y las características de cada casa. El precio de suscripción es de 70 euros por un año y 110 por dos años. Este portal, además, ha lanzado una promoción por la que los hispanohablantes se pueden inscribir gratuitamente. Es imprescindible adjuntar fotografías de la vivienda.
No obstante, hay muchas asociaciones más. Basta con utilizar los buscadores de Internet y elegir una. En estos portales, además de realizar la inscripción y ver anuncios, hay guías con consejos y sugerencias para primerizos en el intercambio de viviendas.