El frigorífico es un espacio sensible a los malos olores. Aunque se tomen precauciones, como guardar todos los alimentos bien envueltos o en envases cerrados, los aromas desagradables pueden hacerse presentes. Existen técnicas para eliminarlos, que van desde una limpieza profunda hasta la introducción en la nevera de alimentos que pueden absorber malos olores como el limón. En este artículo se explica qué hacer cuando algo huele mal en el frigorífico, técnicas para quitar el mal olor y también formas de cuidar el aparato.
Por qué huele mal la nevera
Si el mal olor es muy molesto en cualquier lugar, mucho más lo es en el frigorífico ya que afecta a muchos de los alimentos que allí se guardan. Por eso, hay que tener especial cuidado con los aromas que puedan invadirlo.
- ✅ Alimentos protegidos. Lo primero que se debe tener en cuenta es que los productos que se guarden en la nevera estén protegidos y no emanen olor; ya sea bien envueltos en papel film o de aluminio o en envases cerrados. De esta manera, la barrera funciona en dos sentidos: por un lado, impide que el aroma del producto contamine a otros, y por otro, que ese género se impregne de perfumes ajenos (además de preservar su buen estado por más tiempo). Si se cumple con esta consigna, lo normal será que el frigorífico esté a salvo de malos olores y que cada alimento conserve su aroma sin mezclarse con otros.
- ✅ Accidentes. Hay ocasiones en que, por descuido o por accidente, algún olor desagradable domina la nevera. Esto puede ocurrir por varios motivos; el más común es que, por olvido o distracción, algún producto pase demasiado tiempo allí y se ponga en mal estado. Pero también puede pasar que una familia se vaya unos días de vacaciones y que, mientras están fuera, se corte la electricidad en la casa. En ese caso no será un solo alimento el que se ponga malo, sino casi todos. El primer caso se puede remediar al sacar la comida en mal estado y limpiar bien la zona donde se encontrase. En el segundo, en cambio, el frigorífico necesitará una limpieza profunda.
Técnicas para quitar el mal olor del frigorífico
- 👉 Descongelarlo. Hacer una limpieza profunda de la nevera exige desenchufarlo y descongelarlo.
- 👉 Lavarlo. Retirar todo lo que tiene en su interior -incluso la goma de la puerta- y lavarlo con agua templada
- 👉 Secarlo. Después, se debe dejar que el interior del frigorífico se seque bien durante varias horas. Si la estancia donde está el aparato no tiene suficiente ventilación, se puede incluso ayudar a que se seque con un ventilador.
- 👉 Café. El café neutraliza los malos olores, pero llena el frigorífico con su propio aroma; es decir, cambia un olor por otro. Una vez seco el frigorífico, se puede dejar un vaso con granos de café.
- 👉 Bicarbonato. En cualquier caso, si el mal olor persiste, pese a que se ha retirado la fuente que lo ocasionaba o se ha realizado una limpieza profunda, existen otras soluciones, como colocar en el interior de la nevera bicarbonato sódico que, además, presenta la ventaja de reducir el índice de humedad en el interior de la nevera.
- 👉 Limón. Opciones parecidas son las de colocar en el frigorífico un recipiente con zumo de limón, un limón cortado en dos partes en las que se hayan incrustado clavos de olor o un trozo de carbón vegetal.
Formas de cuidar el frigorífico
- ▶️ Los expertos recomiendan, como una de las principales maneras de cuidar la nevera, descongelarla un par de veces al año. Este procedimiento tiene el objetivo de eliminar el hielo que se va formando en el interior, que dificulta el movimiento de los cajones, reduce el espacio útil y genera un mayor consumo eléctrico. El momento en que se descongela es el más apropiado para realizar una limpieza general de la nevera, que debe incluir la parte posterior del aparato, con la parrilla y la zona donde está el motor.
- ▶️ Además, es importante recordar el antiguo consejo de abrir la puerta de este electrodoméstico la menor cantidad posible de veces y solo durante el tiempo que sea imprescindible. Y hay que prestar especial atención a la goma de la puerta del frigorífico, ya que conviene sustituirla ante el menor síntoma de deterioro. Si la goma no queda bien adherida a su correspondiente juntura, se producen filtraciones y, como consecuencia, formación de hielo, pérdidas de frío y mayor consumo de energía.