El lobo ibérico es la única subespecie de lobo existente en la Península Ibérica, y aunque no se encuentra en regresión, su número y su área de distribución han decrecido notablemente en los últimos siglos, principalmente debido a la persecución por parte del ser humano, la modificación de su hábitat y la disminución de sus presas.
Hace dos siglos, el lobo estaba ampliamente presente en la totalidad de los países europeos, a excepción de Reino Unido. Sin embargo, durante el siglo XIX, y especialmente durante la segunda mitad del siglo XX, la especie fue exterminada en la mayoría de países del centro y norte de Europa, aunque en los últimos veinte años ha experimentado una notable mejoría. El número de lobos que viven en Europa es relativamente alto, aunque sólo seis países mantienen más de 1.000 ejemplares. En España, se calcula que hay entre 1.500 y 2.000 ejemplares, siendo la población más grande de Europa occidental.
El lobo ibérico se encuentra fundamentalmente en la zona noroccidental de la Península, ocupando preferentemente zonas despobladas de serranía con cierta abundancia de matorral y arbolado y de sus presas preferidas. Asimismo, también es posible encontrarlo en zonas con cierta densidad humana, como en Galicia y en zonas cerealistas con algo de arbolado, como en la Meseta Castellana. En las últimas décadas, la especie se ha recuperado notablemente en la mitad norte de la Península Ibérica, donde experimenta además claros signos de expansión, aunque las poblaciones del sur, reducidas y aisladas, presentan un futuro incierto.
Entre las principales causas de su reducción destaca el incremento de la presión humana sobre su hábitat, con la desaparición continua de las zonas en las que ha vivido tradicionalmente. Los incendios forestales, tanto naturales como provocados, asolan los bosques españoles y suponen una reducción de los hábitat naturales de la fauna, y en especial de los grandes mamíferos como el lobo. Además, la figura del lobo, vinculada por la mitología y la religión a aspectos negativos, ha contribuido a que tradicionalmente las poblaciones agrarias y ganaderas tuvieran a esta especie como un enemigo fundamental a batir. Sin embargo, el lobo no es un animal peligroso para el ser humano,
El lobo no es un animal peligroso para el ser humanopuesto que se repliega sistemáticamente de cualquier lugar con actividad humana, aunque esto no impide que en ocasiones se registren ataques a rebaños. Por otra parte, al igual que el zorro, es una especie que depreda las especies que persiguen los cazadores, lo que provoca también las matanzas ilegales de estos animales. El uso, también ilegal, de cebos envenenados, constituye otra de las grandes amenazas que se ciernen sobre esta y otras especies.
La Directiva Hábitats de la Unión Europea (UE), aprobada en 1992 y adoptada por la legislación española en 1995, establece que el lobo se considere especie de interés comunitario de carácter prioritario al sur del Duero, y a la que hay que designar zonas especiales de conservación. El programa Life de la UE supone la puesta en marcha de medidas destinadas a compatibilizar la creciente presencia del lobo ibérico con la del ser humano. Los lobos del norte de España (Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco) deben ser respetados por ley siempre que no choquen con los intereses humanos. Los gobiernos autonómicos de Castilla-La Mancha y Andalucía han establecido un sistema de indemnizaciones para subsanar los daños producidos por lobos. Portugal, que acoge aproximadamente al 10% de los individuos de lobo ibérico de la Península, posee una legislación más conservacionista, aunque el lobo también sufre una situación crítica. Por ello, las voces críticas consideran que en la práctica las leyes dejan sin protección al lobo ibérico.
En el mundo existen 32 subespecies de lobo, que se engloban en cuatro grupos: lobos blancos, en Alaska y en la región ártica europea; lobos rojos, en las zonas predesérticas de Europa y Asia; lobos grises, en Alaska; y lobos pardos, que se extienden por Europa y Asia y a los que pertenece el lobo ibérico (Canis Lupus signatus). El tamaño del lobo ibérico es intermedio ente los grandes lobos norteños y las subespecies más sureñas. Su color es básicamente pardo aunque con notables variaciones individuales, que van desde el pardo negruzco al rojizo. El pelaje de invierno es más denso y grisáceo, mientras que en verano es más rojizo y escaso. Su peso y tamaño depende del sexo y la edad; los machos adultos pesan una media de 35 kilos, mientras que las hembras presentan un peso medio de 30 kilos. La edad del lobo en buenas condiciones puede alcanzar los 16 años.
La edad del lobo en buenas condiciones puede alcanzar los 16 años
El lobo es un carnívoro depredador que vive fuertemente vinculado a su manada, la cual posee una jerarquía estricta. La mayor parte de su dieta está compuesta por presas cazadas, grandes herbívoros y otros mamíferos de menor porte, como zorros, perros, conejos y liebres, aunque ocasionalmente ingiere restos de animales, y en determinadas estaciones, alimentos de origen vegetal, como frutos silvestres. El lobo ibérico tiene normalmente una camada de entre 5 y 6 cachorros. La loba amamanta a sus cachorros mientras que el macho se encarga de buscar alimento. La monogamia parece estar muy arraigada en los lobos. De hecho, la única pareja que puede tener descendencia en la manada es la dominante. Los demás miembros que quieran reproducirse tendrán que ocupar dicho lugar o abandonar la manada para formar otra independiente.