Se podría denominar ‘estética de la información’ a la filosofía de algunos fabricantes empeñados en crear aparatos que informan al usuario mediante variaciones sensoriales (principalmente visuales). Éstas deben resultar agradables y efectivas a la vez que evitan perder un sólo dato en la traducción de la información transmitida.
Si en los últimos cinco años la estética tecnológica se ha caracterizado por el despliegue de números desnudos, estadísticas y el código del software a flor de piel, actualmente el mercado del hardware de consumo tiende hacia terrenos más intuitivos en los que el usuario puede interpretar los datos que le son comunicados de un modo más sutil. Es la clave de la ‘información ambiental’: está ahí pero no se nota.
La empresa Ambient Devices tiene la teoría de que las personas tienen poco tiempo e incluso menos ganas de interpretar los mensajes de sus aparatos. También cree que un gran porcentaje de la información que se transfiere desde los aparatos a los usuarios se pierde en el proceso de su comunicación, convirtiéndose en un ruido molesto que reduce la eficacia de dicho proceso.
Informar sin molestar
Para recuperar la efectividad y el equilibrio (esto es, para que el usuario pueda sentirse informado y no abrumado por un exceso de datos que requieren demasiado esfuerzo intelectual), esta empresa ha creado los ‘ambient devices’ (dispositivos ambientales). Se trata de objetos habituales en la vida diaria (como relojes, bolígrafos o llaveros, por ejemplo) que se encargan, además de cumplir sus funciones normales, de ofrecer al usuario información relevante mediante cambios gráficos, sencillos y continuados que puedan ser percibidos sin excesivo esfuerzo.
Algunos ‘ambient devices’ son versiones digitales y sofisticadas de objetos ya conocidos, como el barómetro, pero con capacidades variadas. Así, el salpicadero ambiental, parece un panel meteorológico simplificado que, sin embargo, muestra el estado del tráfico, las acciones de una empresa en el mercado o cualquier información que sea el interés del usuario en ese momento.
Más moderna y tranquilizadora es la línea de cristales compuestos por Ambient Orb y Weather Beacon, una suerte de lámparas de lava que, en lugar de calentar lava, cambian de color con el tiempo, el mercado o la cantidad de polen en el ambiente.
El último proyecto de la empresa es la Ambient Umbrella un paraguas que muestra las predicciones del tiempo de Accuweather.com. Es razonable pensar que, cuando el usuario tiene el paraguas en la mano, es porque ya ha intuido el tiempo que va a hacer. Sin embargo, la clave de la Ambient Umbrella está en el mango, que se ilumina cuando amenaza lluvia, así el mensaje puede ser visto en el paragüero y se pueden tomar las debidas precauciones.
En la misma línea, aunque fabricado por otra compañía, está Nabaztag, un muñeco con apariencia de conejo que se conecta a Internet de modo inalámbrico y se sonroja cuando tiene que transmitir una información importante para el usuario (el tiempo empeora, la bolsa está revuelta…). Desde la página web de Nabaztag se puede programar al muñeco para que alerte sobre las informaciones deseadas.
Nabaztag, también programándolo desde el sitio web, advierte de nuevos e-mails en la bandeja de correo, canta para su dueño a petición de sus amigos y mueve las orejas como aviso de que algún acontecimiento esperado acaba de ocurrir.