Conseguir la calidez de la madera, pero con cerámica. Ése es el objetivo de las baldosas que imitan a este material de una manera tan real que son capaces de engañar al ojo humano. A simple vista, no existen diferencias entre las piezas. Se trata de una combinación de ventajas, en la que la cerámica reproduce, a menudo con exactitud, la textura y matices de la madera.
La mayoría de las imitaciones se consiguen gracias al proceso de coloración de las piezas. Se emplean, sobre todo, tonalidades blancas, beiges, marrones, grises y negras. Incluso se imitan el aspecto de la madera envejecida y las huellas de la humedad en este material, así como las vetas y los nudos.
Otro detalle con que cuenta la madera cerámica es su formato. El tamaño de las baldosas suele ser, como el de las lamas, alargado. Hay diferentes medidas, de mayor o menor longitud y anchura. Existen listones más estrechos (15 centímetros) y tamaños que alcanzan una anchura de hasta 45 centímetros y una longitud de 90 centímetros. Por ello, hay que analizar todas las posibilidades. Según la medida elegida, se puede dificultar la instalación de las piezas e, incluso, provocar que éstas se arqueen.
En definitiva, la principal diferencia entre un material y otro está en el tacto. Mientras que la madera se caracteriza por ser un material cálido, la cerámica es un producto más frío que, no obstante, destaca por la facilidad de su mantenimiento y resulta muy útil en ambientes cálidos que quieren disfrutar de un suelo de madera.
A la hora de elegir el revestimiento cerámico para el hogar hay que tener en cuenta varios factores. La Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER) recomienda, en primer lugar, “conocer el medio donde se aplicará”. Así, cuando se coloque en exteriores, se le exigirá “un nivel bajo de prestaciones mecánicas”, facilidad de limpieza, nivel de resistencia a agentes químicos, cambios bruscos de temperatura o ciclos de helada y sistemas de sujeción.
Es importante la facilidad de limpieza de las piezas y su resistencia a los agentes químicos
En interiores, de acuerdo a las características de la superficie, se deben analizar especialmente las condiciones higiénicas, la facilidad de limpieza, sus prestaciones frente a los cambios de temperatura y a agentes químicos y detergentes, así como su resistencia mecánica.