Proyecto Gran Simio

No se trata de otorgarles derechos humanos, sino de protegerles del maltrato y de evitar su extinción
Por Alex Fernández Muerza 8 de mayo de 2006

El Congreso de los Diputados debatirá a finales de mayo una «proposición no de ley» presentada por el diputado Verde adscrito al grupo socialista en el Congreso, Francisco Garrido, en la que se pedirá al Gobierno su adhesión al Proyecto Gran Simio. La iniciativa ha generado cierta polémica en algunos sectores sociales, al entender que se pretende reconocer a estos animales los mismos derechos de los seres humanos.

Sin embargo, los responsables del Proyecto señalan que su objetivo es lograr una ley que defienda la vida, la libertad y el derecho de los grandes simios (chimpancés, gorilas, bonobos y orangutanes) a no ser torturados ni física ni psicológicamente, y que garantice que los que se encuentran cautivos sean protegidos y tratados de manera digna. En este sentido, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Carbona, ha insistido en que «no hay un reconocimiento de derechos humanos para los simios», aunque sí un derecho de estos seres «al respeto, a su hábitat y al trato».

El Proyecto Gran Simio propugna la erradicación del maltrato animal en todas sus formas, pero incide en la defensa de los grandes simios por tener un parentesco «tan cercano» al ser humano. Por ello, denuncia el maltrato y las torturas de las que son objeto estos animales, que llegan incluso a ser castrados, desdentados o desprovistos de sus cuerdas vocales.

Si no se adoptan medidas de emergencia podrían desaparecer en un plazo de cincuenta años
Además, los seres humanos han puesto a los grandes simios al borde de la extinción: la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) ha asegurado que si no se adoptan medidas de emergencia podrían desaparecer en un plazo de cincuenta años. Los investigadores estiman que quedan menos de 5.000 grandes simios en su hábitat natural, habiéndose reducido en un 70% en la última década. La destrucción de su hábitat, las guerras, las cacerías, la minería, el tráfico ilegal de especies y la deforestación son las principales amenazas que se ciernen sobre ellos.

Los objetivos del Proyecto se detallan en la denominada «Declaración de los Grandes Simios Antropoideos» y en el libro «La igualdad más allá de la humanidad». La Declaración trata de reconciliar al ser humano con sus «hermanos animales», basándose en las evidencias científicas que han derrumbado las distancias entre ambos. Además, sus responsables tratan de ser más ambiciosos que la Declaración Universal de los Derechos del Animal, aprobada por la UNESCO en 1977, puesto que persiguen conseguir a largo plazo una Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Grandes Simios Antropoides. Con ello, se podrían garantizar, entre otras cuestiones, territorios protegidos para que estos animales vivieran como seres libres por sus propios medios.

El Proyecto Internacional Gran Simio (The Great Ape Project) es una asociación creada en 1993 para la protección de los grandes simios y los lugares donde habitan. El Proyecto cuenta con el apoyo de filósofos, naturalistas o científicos de todo el mundo, entre los que destacan Jane Goodall, premio Príncipe de Asturias 2003, Richard Dawkins o Carl Sagan. El presidente del proyecto a nivel internacional es Peter Singer, Catedrático de Bioética del Centro por los Valores Humanos de la Universidad de Princeton, mientras que en España su homónimo es el escritor y naturalista Joaquín Araújo.

Familias muy cercanas

En Zoología, la familia Pongidae (póngidos) incluye a los grandes simios, distinguiéndose de la familia de los Homínidos, de la que el humano es la única especie con vida. Ambas familias pertenecen a la superfamilia Hominoidea. El parentesco genético de los grandes simios con el ser humano es enorme: compartimos el 98,4 % de los genes con los chimpancés, el 97,7 % con los gorilas y el 96,4 % con los orangutanes.

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En el caso de los chimpancés, la comunidad científica debate el cambio de su actual clasificación, de manera que asumirían el mismo género “Homo” que los humanos, pasando de ser “Pan Troglodytes” a “Homo Troglodytes”. El Homo sapiens era algo muy parecido a un chimpancé hace sólo 6 millones de años, y desde entonces, el tamaño de su cerebro se ha duplicado dos veces.

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