Los humidificadores y los purificadores son pequeños aparatos que contribuyen a mejorar la calidad del aire de una estancia. Los primeros están recomendados en zonas de humedad o sequedad extremas, ya que regulan la humedad ambiente y contribuyen a combatir las afecciones respiratorias, las alergias y la sequedad de ojos y piel. Los purificadores disponen de unos filtros que eliminan los agentes alérgenos que están en el aire, lo que contribuye a evitar reacciones alérgicas. Además, neutralizan los malos olores. Ambos aparatos están recomendados en hogares con personas con alergias, niños o ancianos.
Tipos de humidificadores
Los humidificadores que funcionan por ultrasonidos generan micropartículas de vapor de agua que quedan suspendidas en el aire durante bastante tiempo. Estos aparatos son silenciosos y muy seguros, ya que funcionan con agua fría. Además, tienen un bajo consumo y el flujo de vapor es regulable. Otra ventaja de los humidificadores ultrasónicos frente a otro tipo de aparatos es que producen un vapor de agua muy fino, más fácil de inspirar.
Los humidificadores de vapor caliente utilizan electrodos para llevar a ebullición el agua del depósito. Estos aparatos son más económicos que los de ultrasonidos y, a diferencia de estos, permiten agregar aceites balsámicos, si bien suponen un peligro en las viviendas donde hay niños debido a las altas temperaturas que alcanzan. Además, elevan la temperatura ambiente. Por este motivo, su uso es más recomendable en invierno.
Un tercer tipo de humidificadores son los denominados adiabáticos, que para producir el vapor de agua utilizan el calor contenido en el aire. Estos aparatos pueden ser evaporativos y pulverizadores. En los primeros, el aire circula a través de una superficie impregnada de agua, de la que extrae el vapor con el que humidifica el ambiente. Los pulverizadores causan una pulverización del agua en micropartículas que se evaporan.
Pautas para un uso saludable
Del mismo modo que un humidificador puede aliviar las molestias provocadas por un ambiente seco, sobre todo en casos de resfriados y congestión nasal, su uso continuo e indiscriminado puede favorecer la proliferación de hongos y moho.
El uso de estos aparatos está desaconsejado en caso de asma bronquial
El uso de estos aparatos está desaconsejado en caso de asma bronquial, ya que la humedad favorece el desarrollo de ácaros del polvo, desencadenantes de las crisis broncoespasmódicas.
Para evitar problemas, estos aparatos se deben vaciar y limpiar a diario. Durante el proceso de limpieza no es recomendable el uso de detergentes, pero si se utilizan, hay que aclarar muy bien el recipiente para eliminar los restos de jabón. En caso contrario, estos se esparcirán en el ambiente cuando se encienda el equipo.
En las casas con niños es más recomendable el uso de humidificadores de vapor frío, ya que los de vapor caliente pueden causar quemaduras al derramarse el agua caliente o por el propio vapor.
Al igual que los humidificadores, los purificadores de aire son pequeños aparatos portátiles que se pueden instalar en la zona de la vivienda donde se necesiten. Hay diferentes tipos de purificadores, cada uno con una función. Mediante distintos filtros mecánicos, ionizadores o de carbón vegetal, los purificadores filtran las partículas suspendidas en el aire y ayudan a eliminar el polen, los ácaros, los malos olores y otros microorganismo y contaminantes de aire.
Los purificadores con filtro de carbono son muy absorbentes y pueden eliminar gases y olores nocivos
Los purificadores con filtro de carbono son muy absorbentes y eliminan gases y olores nocivos. Los purificadores iónicos y los de ozono también neutralizan el mal olor y eliminan el humo y el polvo. Por último, los purificadores con luz violeta (UV) esterilizan los microbios de modo que ya no pueden reproducirse y crecer, aunque no son eficaces con olores nocivos y vapores químicos. Algunos modelos utilizan también un filtro de HEPA compuesto por diminutas fibras de vidrio que, tejidas, forman un papel muy tupido. De este modo, se obtiene un filtro con un tamiz muy pequeño, que permite capturar partículas diminutas y evitar así la propagación de bacterias y virus a través del aire.