🐶 ¿Hay vacunas obligatorias para perros?
Los perros también son vulnerables a desarrollar enfermedades. Los anticuerpos transmitidos a través en la placenta y presentes en la leche materna (en el calostro) protegen a los cachorros de agentes patógenos externos. Pero, a medida que los animales crecen, esta defensa natural disminuye y quedan expuestos a sufrir cualquier infección. Las vacunas son la manera más efectiva de combatir las patologías víricas y microbianas que amenazan la salud de los canes.
No hay ninguna vacuna que por ley haya que poner obligatoriamente a un perro, ni tan siquiera la de la rabia. Se exige en todo el país excepto en Galicia, Asturias, País Vasco y Cataluña. A pesar de que el Consejo General de Colegios de Veterinarios de España ha pedido en varias ocasiones unificar a nivel nacional los criterios sobre la obligatoriedad de la vacunación antirrábica, los esfuerzos han sido en vano. Si bien la rabia se declaró extinguida en 1966 en nuestro país (no así en Ceuta y Melilla), han aparecido distintos focos a lo largo de los años, por lo que es más que recomendable administrar esta vacuna a todos los animales.
El resto de las vacunas que se ponen a los perros son opcionales y quedan a criterio de los dueños. Los veterinarios y las autoridades sanitarias aconsejan administrarlas para asegurar el bienestar del animal; también para preservar la salud de los seres humanos y otras especies convivientes con el can. No hay que perder de vista que la zoonosis, tal y como estamos comprobando, es cada vez más frecuente.
💉 La vacuna de la rabia
En la mayoría de las comunidades autónomas la vacuna de la rabia es obligatoria, a excepción de Galicia, Asturias, País Vasco y Cataluña.
- Debe administrarse cuando el perro cumple los cuatro meses de edad, ya que antes el animal está protegido por los anticuerpos de la madre. La primera inoculación protege a nuestro compañero peludo por un año.
- Después habrá que administrar las dosis de recuerdo necesarias, anual o bianualmente, según lo que indique la normativa de la comunidad autónoma.
Conviene no olvidar que la rabia es una enfermedad mortal que carece de tratamiento y se transmite mediante la saliva. El periodo de incubación es muy variable, ya que depende del punto de entrada del virus: cuando más lejos esté del sistema nervioso central, más tardarán en aparecer los síntomas, que podrían manifestarse al cabo de varios meses.
🐶 Vacunas opcionales: protección extra para el perro
Además de la vacuna de la rabia, hay otras que, si bien no son obligatorias, sí son muy recomendables. Su administración —tanto su tipo como su frecuencia— puede variar en función de la zona de residencia geográfica y de los hábitos de vida del perro. Por ello, desde el Colegio de Veterinarios aconsejan seguir las pautas que indique el profesional sanitario para proteger la salud del animal.
Estas son las vacunas que podemos poner a nuestra mascota:
💉 Moquillo
Se administra a las seis semanas de vida. El moquillo es una enfermedad que puede provocar fiebre y problemas respiratorios, digestivos, oculares, cutáneos o nerviosos. Incluso puede causar la muerte.
💉 Parvovirus
Su inoculación es también a las seis semanas, juntamente con la vacuna del moquillo. El parvovirus es una enfermedad altamente contagiosa que afecta al aparato digestivo del perro. Si cursa con una deshidratación extrema, puede resultar mortal.
💉 Leishmaniosis
La administración de esta vacuna es anual. La primera dosis se puede poner a partir de los seis meses de vida del animal. La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que puede resultar letal. Se transmite a través de las picaduras de una especie de mosquitos.
💉 Trivalente canina
Se administra en dos veces: cuando el perro cumple ocho y doce semanas (aunque puede volver a repetirse incluso una tercera vez si así lo estima necesario el veterinario). Además de incluir una dosis de recuerdo del moquillo y parvovirus, añade una ampliación de antígenos de hepatitis, leptospirosis y parainfluenza. Las tres son enfermedades muy graves.
La leptospirosis es una zoonosis provocada por bacterias presentes en la orina de roedores. En perros puede cursar fiebre, disfunciones en el aparato digestivo, debilidad severa y letargo, rigidez, ictericia, dolor muscular, infertilidad y fallo renal.
La hepatitis afecta al hígado, los riñones y los vasos sanguíneos. Si no se trata a tiempo, suele evolucionar con rapidez a una infección grave, pudiendo acabar con la muerte del animal.
La parainfluenza o tos de las perreras causa infecciones respiratorias del tracto superior e inferior. Sus síntomas son parecidos a los de una gripe o un catarro; si se ataja pronto, tiene buen pronóstico. Es una enfermedad altamente contagiosa, tanto a otros canes como a las personas.
Algunos países también exigen una prueba de anticuerpos de la rabia para asegurarse de que el animal no padece la enfermedad ni puede transmitirla.
A excepción de Finlandia, Irlanda, Malta, Noruega e Irlanda del Norte, en el resto de los destinos del continente también piden un justificante (sellado en el pasaporte del perro) de que el animal ha seguido un tratamiento contra la tenia Echinococcus multilocularis. Los antiparasitarios deben suministrarse tres días antes del viaje, como máximo, y los ha de recetar el veterinario.
En cualquier caso, y para evitar problemas, lo mejor es informarse en la embajada o consulado del país de destino.