A la hora de pintar toda una estancia es sumamente recomendable el empleo de un rodillo, ya que nos permite trabajar con mayor rapidez y obtener un mejor acabado, o cuanto menos uno más uniforme en menos tiempo. Sin embargo, también se emplean las brochas para hacer pequeños retoques tras terminar de pintar la estancia completamente.
Antes de proceder a utilizar brochas y pinceles es recomendable que sumerja sus cerdas en agua durante 12 horas. De esta forma conseguirá que las que no se encuentran bien adheridas a la misma se desprendan, en lugar de hacerlo a posteriori sobre la pared o en el bote de la pintura.
Si va a pintar a brocha una estancia utilice una lo más ancha posible, dando pasadas perpendiculares. Si no va a pintar las paredes y el techo del mismo color es recomendable que deje un trozo sin pintar entre ambas superficies, podrá repasarlo después con una brocha de menor tamaño para evitar mezclar los colores.
Es recomendable sumergir en la pintura únicamente 1/3 de la longitud de sus cerdas y escurrirlas bien, en el borde del envase, para evitar goterones. Esta es otra de las ventajas del rodillo frente a la tradicional brocha, debido a que el primero suele disponer de una cubeta que facilita el proceso de toma de pintura y permite escurrirlo con mayor facilidad.
No obstante, en ocasiones puede que también resulte conveniente aplicar la pintura sobre el rodillo con una brocha. Así se evita que el rodillo se empape de líquido en exceso.