Un ligero golpe puede llegar a deteriorar seriamente las puertas de madera no macizas, puesto que son huecas y están formadas por finas láminas de madera chapeadas, que fácilmente se astillan.
Reparar estos agujeros resulta bastante difícil pero, aunque es complicado que tras la reparación no se aprecie el desperfecto, podemos tratar de disimularlo lo más posible en lugar de adquirir otra nueva.
Para lograr el objetivo lo primero es lijar la zona, para retirar las astillas, y colocar sobre el espacio deteriorado pasta reparadora de madera, o bien hacer una solución casera con serrín y cola de carpintero. Es más recomendable emplear la primera opción, porque obtendremos un acabado de mayor consistencia sobre el que aplicar la pintura.
Tras lijar la madera deberemos dar una mano de tapaporos, una de selladora y aplicar cuidadosamente dos manos de pintura, para lograr un acabado uniforme y disimular lo máximo posible el desperfecto ocasionado.