Cada día muere una media de 4.500 niños menores de cinco años en todo el mundo por falta de acceso a agua potable y saneamiento básico, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef ven muy difícil que se cumplan los Objetivos del Milenio fijados en esa materia. «Cerca de 1,6 millones de niños de menos de cinco años murieron en 2005 por no tener agua potable o condiciones mínimas de higiene, lo que deriva en diarreas o enfermedades infecciosas que terminan con su vida», afirma la asesora del director general de la OMS para asuntos de Desarrollo Sostenible y Salud Medioambiental, Susanne Weber-Mosdorf.
La OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) han elaborado un informe conjunto sobre el ritmo de avance en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados en materia de agua y saneamiento en 2000. Esos objetivos establecen que en 2015 se tendría que haber reducido a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable
En 2015 se tendría que haber reducido a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable y al saneamiento básico(hasta conseguir que el 89 % de la población la tenga garantizada) y al saneamiento básico (hasta alcanzar al 75%).
De este informe se deduce que para cumplir la meta del acceso al agua potable sería necesario que las inversiones destinadas a ese fin aumenten al menos un 33%, mientras que para la del saneamiento sería necesario doblarlas. En 1999 sólo el 64% de la población mundial tenía acceso al agua potable, mientras que en 2005 ese porcentaje alcanzó el 73%.
Aún así, en el mundo todavía hay 1.100 millones de personas que no tienen acceso al agua potable, lo que quiere decir que no cuentan con agua canalizada en sus casas, ni fuentes cercanas o pozos con agua potable en sus poblaciones o al menos un sistema de recogida y purificación del agua de lluvia.
Del informe se deduce que “unas 2.600 millones de personas carecen de retretes, letrinas o algún tipo de canalización séptica o cisterna a su disposición, por lo que a diario defecan al aire libre o en lugares insanos”. “Hay que tener en cuenta además que la población mundial crece cada vez más, por lo que los esfuerzos para combatir esas carencias tienen que ser aún mayores”, según Weber-Mosdorf.
Un claro ejemplo es el de África subsahariana, donde el número de personas con ese tipo de carencias ha aumentado un 23 % 1990 y 2004, aunque ahora suponen un porcentaje menor con respecto a la población total del continente. “Una vez más, la situación más grave la encontramos en el África Subsahariana, donde sólo el 56 % de la población tiene acceso a agua potable y el 37 % a condiciones de saneamiento”, subraya la directora de Salud Pública y Medioambiente de la OMS, la española María Neira.
Las propuestas de las organizaciones de la ONU para mejorar la situación pasan irremediablemente por el aumento de las inversiones, pero también por la descentralización de las responsabilidades para que las autoridades locales tengan más margen de maniobra y por el reconocimiento de que el acceso al agua es un derecho humano. “A la OMS le preocupa especialmente la población que no deja de crecer en las grandes periferias urbanas, pues las condiciones en que se hacinan las personas, en las que muchas veces no hay acceso al agua, no sólo suponen una amenaza para la salud física sino también para la intelectual y emocional”, alerta Neira.