El radiocasette con dos altavoces ha pasado a la historia. La miniaturización electrónica ha conseguido llevar al pequeño habitáculo de un coche una potencia y calidad de sonido impensables hace solo diez años. Hoy, la calidad del sonido puede ser igual o mejor que la del salón de casa.
Hay personas que cada vez pasan más horas al volante. Para ellas, cualquier atasco o viaje largo puede ser una oportunidad para escuchar esos discos que antes disfrutaban en su domicilio.
Los fabricantes incluyen en todos los vehículos un equipo de audio aceptable. Instalar un equipo nuevo que ofrezca una buena calidad de sonido puede suponer entre 700 y 1.000 euros, aproximadamente.
A partir de este precio la exquisitez y el capricho pueden poner la factura entre los 3.000 y 5.000 euros. Los fanáticos del «tuning» pueden gastarse hasta 24.000 euros, cuatro millones de las antiguas pesetas, es decir, en algunos casos puede costar más el equipo de audio que el propio coche.
Estas «bestias» del sonido pueden superar los 160 decibelios. De hecho, en los campeonatos del mundo los ganadores rozan ya los 200 decibelios. El escándalo puede oírse en cientos de metros a la redonda.
Centrándonos en la opción más asequible, un buen equipo de unos 700 euros aproximadamente consta de un amplificador de cuatro canales que sirve más potencia a dos altavoces de dos vías en el salpicadero y un cajón o «subwoofer» en el maletero, que potencia los graves. Todo parte, por supuesto, de un buen reproductor (en la jerga profesional se les denomina «fuentes») que sea capaz de leer discos compactos y discos de mp3.
En su instalación deben emplearse cables especiales para audio. Existen cables para alimentación, para altavoces y cables de masa; hay que elegir su grosor según la potencia del equipo de audio.
Siempre es mejor asesorarse consultando a un profesional. Los talleres de car-audio aparecieron en España a principios del los ochenta. Al tratarse de un negocio que ha crecido considerablemente, podemos encontrar muchos con veinte o más años de experiencia en el sector. Eso sí, la rapidez con la que evoluciona la electrónica les obliga a un esfuerzo cada vez mayor para estar al día de todas las novedades.