La gran superficie forestal y agrícola en España posibilita el crecimiento de la biomasa como recurso energético ecológico. El desarrollo de la tecnología está permitiendo aprovecharla cada vez más como sistema de climatización o como fuente de energía eléctrica.
Por ejemplo, el Parque Científico-Tecnológico del Aceite y del Olivar (Geolit), situado en Mengibar (Jaén), pondrá en marcha en el tercer trimestre de 2007 la primera central termo-frigorífica en España capaz de generar agua caliente y fría a partir de biomasa, para su servicio de calefacción y aire acondicionado.
La empresa vizcaína Iberese desarrollará este proyecto, que cubrirá las demandas de las empresas e instituciones instaladas en el Parque, de una superficie aproximada de 33.000 m2. Una parte del agua caliente, generado en las calderas de biomasa, se utiliza para alimentar las máquinas de absorción de simple efecto, que proporcionan el agua fría sin utilizar fluidos refrigerantes. Posteriormente, los dos tipos de agua se distribuyen por el Parque mediante una red de tuberías aisladas con pérdidas térmicas mínimas.
La versatilidad de la tecnología permite desarrollos muy diversos, que se traducen incluso en sistemas mixtos con biomasa y energía solar. Por ejemplo, el Hotel Flamingo de L’Ampolla (Tarragona) cuenta con un dispositivo diseñado por la empresa catalana Nova Energía, en combinación con la madrileña HC Ingeniería y la austriaca KWB, que utiliza la caldera de biomasa cuando las placas solares no generan la energía suficiente. Asimismo, el sistema austriaco «Energy Cabin» integra, según sus responsables, todos los elementos necesarios para aprovechar ambas fuentes de energía de manera sencilla y económica en todo tipo de edificios.
Las Redes Centralizadas de Climatización o «District Heating» suministran calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) mediante pequeñas plantas de biomasa, y son especialmente recomendables para barrios residenciales o polígonos industriales. Dinamarca, uno de los países más avanzados en el uso y tecnología de este sistema, lo está perfeccionando para suministrar aire acondicionado y calor a su población desde centrales térmicas situadas a kilómetros de distancia.
Asimismo, diversas tecnologías permiten producir calor y energía de forma combinada a partir de biomasa, como las plantas de cogeneración, que aprovechan parte del vapor para generar energía calorífica; la gasificación, que aprovecha los productos originados por la descomposición térmica de la biomasa haciendo reaccionar un gas que permite la obtención de electricidad; o diversos sistemas como turbinas de gas, células de combustible o motores tipo Stirling. Por otra parte, la biomasa también permite el desarrollo de nuevos procedimientos para generar biocombustibles. Por ejemplo el denominado «Biomass-to-Liquid» explota toda la biomasa de la planta aumentando considerablemente el potencial de estos combustibles ecológicos.
Los consumidores tienen también la posibilidad de instalar en sus casas o comunidades calderas de biomasa como sistema de calefacciónLos consumidores tienen también la posibilidad de instalar en sus casas o comunidades calderas de biomasa como sistema de calefacción. Según el Instituto para la Diversificación de la Energía (IDAE), el mercado ofrece toda una gama de calderas tanto para instalaciones colectivas como para calefacción individual. Los caducos sistemas manuales y humeantes han dado paso a modernas calderas sin producción de humos visibles, con alimentación continua y automatizada de combustible, limpieza automática, rendimientos de hasta el 90% y compactación de cenizas que evitan su retirada diaria. Empresas como HC Ingeniería o Nova Energía comercializan diversas marcas y sistemas de calderas, como Fröling, Calimax, Tatano o KWB.
Estas calderas pueden quemar varios tipos de biomasa, como huesos de aceituna, cáscaras de almendra, pellets (virutas procedentes de limpiezas forestales e industrias madereras) o residuos agroindustriales. Asimismo, hay empresas suministradores de biomasa repartidas por todo el país e incluso usuarios que producen su propia biomasa o la compran directamente al productor, por ejemplo a cooperativas agrícolas.
Según los responsables de Calordom, empresa instaladora de estas calderas, el hueso de aceituna proporciona facturas hasta un 60% más baratas que las de gasóleo o gas y un 20% que la de carbón, aunque su instalación es entre un 20% y un 30% más cara que una de gas. No obstante, los ayuntamientos, comunidades autónomas o instituciones como el IDAE ofrecen ayudas para adquirir estos sistemas. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid subvenciona la instalación de estas calderas con hasta el 30% del coste de la inversión, por lo que la calefacción sale hasta un 60% más barata que la de gasóleo.
Los expertos indican ciertas circunstancias en las que la instalación de una caldera de biomasa es especialmente recomendable, tanto por aspectos ecológicos como económicos:
- Nuevos proyectos o rehabilitaciones donde el nuevo código de construcción civil obliga al uso de energías renovables
- Piscinas descubiertas, donde están prohibidos los combustibles tradicionales para calefacción
- Edificios que necesitan sustituir su caldera, especialmente los que utilizan carbón
- Instalaciones con grandes consumos de combustible
- Empresas que pueden aprovechar sus residuos como biomasa, como por ejemplo fabricantes de muebles
- Centros especialmente sensibles a las emisiones nocivas de combustibles fósiles, como escuelas u hospitales